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Así son los clubs de fumadores, el engendro jurídico que ayuda a los camellos de marihuana a reconvertirse

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Smoking Club

“Si alguien mete media china más estamos jodidos”, “es mi club e invito a quien me da la gana”. Son un par de frases que escuchamos en el tráiler de Smoking Club, película de Alberto Utrera presentada en la pasada edición del Festival de Málaga que se estrena en España este fin de semana. Su antetítulo, “129 normas”, es bastante aclarativo: la película aprovecha un peliagudo escenario legal para dar rienda suelta a la comedia negra. Pero si precisamente ese laberinto normativo funciona para hacer comedia es porque estas asociaciones están, de facto, sumidas en una compleja laguna legal.

Desde que la ley antitabaco de 2011 sentó la jurisprudencia para la existencia de estos clubes han proliferado por todo el país espacios semiclandestinos donde la gente consume cannabis. Aunque no los encontrarás en abundancia en zonas como Cantabria o La Rioja, te será difícil pasear por los distritos más visitados de Barcelona y no toparte con algún promotor de un club que no te invite a pasar por su “smoking room”.

Pero al tiempo que ha aumentado su presencia, también lo han hecho los conflictos relacionados con estos locales. Navegar por las noticias de los principales medios sobre “clubs de fumadores” de los últimos años es toparse con redadas, cierres forzosos e incautaciones masivas. El caso más sonado fue el de la Operación Xátiva, una acción antidroga por la que la policía actuó en Valencia contra plantaciones de marihuana y lo que a los ojos de la justicia eran narcotraficantes, puros y duros.

¿Cómo demonios pueden coexistir ambas realidades? ¿La de la legalidad y la ilegalidad?

“Ese es el problema, que muchas de estas asociaciones no son lo que dicen ser. Han prostituido el concepto”. Habla con nosotros Paco Mascaraque, presidente de GALCE y uno de los rostros más visibles en España por la legalización de esta sustancia desde hace mucho tiempo, más de 20 años, concretamente, con lo que él ha visto la evolución de esta cuestión y también el nacimiento de estos clubes.

“Al hilo de que no se puede condenar por el consumo propio, algunos pioneros han aprovechado esta situación para hacer negocio”. Se refiere a la práctica de estos locales, ya que tú, como socio, técnicamente no compras droga, sino que retiras una mercancía que inicialmente era tuya, como miembro.

No tan rápido: ¿cómo funciona la compraventa de droga detrás de estos clubs?

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Para los que no lo sepan, la cosa funciona básicamente así: el Estado español considera dos cosas. La primera, que el autoconsumo de cannabis en el ámbito privado es un derecho constitucional, cosa de la que los clubs se aprovechan ya que ellos son, a veces en serio y la mayoría de ellas en apariencia, los intermediarios que gestionan tus cultivos antes de que disfrutes de ellos en estos espacios privados. Como los centros no pueden constituirse como negocios, pasan a ser asociaciones culturales que no deberían mostrar ánimo de lucro.

Y lo segundo, el Estado defiende que los consumidores de la droga cannábica no son simples usuarios, sino adictos. Eso implica que esos clubs estén obligados a demostrar que los miembros son consumidores de marihuana experimentados. Que esos socios son fumadores que, de cualquier forma, ya lo eran antes de acceder al centro. Hay que hacer todo lo posible por evitar hacer apología de su consumo. También tienen prohibido, entre otras cosas:

  • Cultivar cantidades grandes de cannabis, aunque esté justificado como cultivo de cada uno de los socios. Si a uno de estos centros le intervienen un cultivo pueden enfrentarse muy fácilmente a una causa penal dependiendo en muchos casos de la pericia de los abogados. Además de, por supuesto, que les destruyan la producción que los socios previamente han pagado.

  • Transportar la droga hasta el club. Si pillan los narcóticos en la calle no tienen manera de apoyar que están llevándola a un local donde sí se permite su consumo. Por lo tanto, su producción y transporte es un vacío legal que se transforma en secretismo y magia (y ojo: esa falta de trazabilidad da pie a que los productores metan, si quieren, metales pesados y pesticidas en el producto).

  • Sacar la maría del local. Ni los encargados de la asociación ni sus miembros, aunque éstas tampoco tienen la obligación de vigilar que la gente deje dentro la mercancía.

  • Dejar que entre nadie que no sea consumidor habitual de marihuana. Con lo que cada club debe hacer unas entrevistas a sus miembros que van en un enorme rango de dureza y flexibilidad.

  • Y además deben justificar su actividad como algo más que el mero consumo. Algunos locales hacen conferencias sobre uso responsable, acciones reivindicativas, fomento de la sociabilidad entre los miembros o incluso conciertos. Todas estas condiciones causan ese imbricado sistema de reglas tanto administrativas como del propio local que evitan la apariencia de mercado, que se presentan como actividad social, aunque casi nadie opera así.

El panorama actual: unos clubs con poco de "dimensión social" y mucho de consumición

“Un gramo de marihuana se vende al precio de un gramo de oro, seis: ocho y hasta diez euros”, explica Mascaraque, “y claro, tanto movidos por la crisis como por interés comercial mucha gente se ha acercado a este territorio en el que antes estábamos sólo otro tipo de gente. Ese es el precio al que se vende, técnicamente se retira, la marihuana en estos locales, igual que en la calle. Pero si tú echas cuentas producir un gramo no cuesta eso, es mucho menos. Así que sí que hay plusvalía y ánimo de lucro. En resumen, son camellos reconvertidos”.

"Un gramo de marihuana se vende al precio de un gramo de oro y eso ha atraído a mucha gente".

Mascaraque no está en contra de los clubs, sino de la hipocresía en la que se mueven y de las dificultades legales que promueve el sistema actual, tan poco garantista, que evita el bien último: una producción de marihuana que pase los controles del Estado.

“Además, si estudias las normas que impone la ley, es muy difícil que estas asociaciones se mantengan en el tiempo si no tienen detrás una estructura y unos recursos más propios de las mafias que de un auténtico club de amigos. Sólo sacar un kilo al mes de maría supone sacar dos lámparas de 600, un sistema continuo, más de 100 metros cuadrados… y en muchos casos estos locales no mueven un kilo al mes, mueven mucho más”.

Generadores de empleo (aunque por el momento no paguen el IVA)

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En el lado de los acusados por Mascaraque estarían Emilio Napoli y Nicolas Rumolo, secretario y presidente respectivamente del club cannábico barcelonés Weed You. Ellos son tajantes: lo suyo es trabajo, algo que emplea a varias personas, tanto en el apartado administrativo como de producción y atención al público de su local. Aunque cumplen todas las normas para no entrar en problemas con la policía, no se esconden, ya que consideran que hacen un servicio de atención a los miembros de su club que, en su mayoría, lo único que quieren es fumarse un porro o dos después del trabajo antes e ir a casa.

La versión de Napoli es que “estamos pasando de una fase anterior de mercado negro a uno legal, así que los clubs encajan en ese punto intermedio de manera que tú ahora vas a estos centros y dejas que ellos cultiven tu abastecimiento”. El secretario dice que, como hay un vacío, los clubs se tienen que autorregular y eso también ha provocado que se abra la puerta a escenarios indeseables. “En mi experiencia como persona que frecuenta clubs, las intervenciones que ha llevado a cabo la policía al final son comprensibles, no son tan malas”.

Mascaraque también nos explicó cómo funcionaba esto. Los clubs a los que la policía investiga son sobre todo de dos tipos: los grandes, que de ninguna manera se pueden encubrir como asociaciones, y los más conflictivos. “Coches en doble fila, gente parada fumando fuera del local, grupos de personas que entran como lo hacen los turistas en un bar… a veces han causado problemas con los vecinos”, dice Mascaraque.

"Los vecinos nos han dicho que hemos mejorado la zona. La gente ya no fuma en la calle".

Aunque esa no es la experiencia del club de Rumolo y Napoli, que recuerdan las palabras de su casera: “nos dice que somos mejores inquilinos que ha tenido, los menos ruidosos, no como el bar anterior. Lo primero que hicimos al llegar aquí es enseñarle el club a los vecinos para que no se asustaran y supieran lo que hacemos, y alguno nos ha dicho que hemos mejorado la zona, ya que la gente ya no va a fumar a los parques a la vista de todos, sino que vienen a vuestro local”.

Las auténticas asociaciones de amigos también existen

Dl U306710 015 Manifestación madrileña de 2016 por la legalización del consumo de marihuana.

En esencia, la forma más sencilla para saber si estamos ante un auténtico club o un negocio es acudir a la estructura de estos espacios. Los clubs no deberían ser propiedad de una única persona, ya que son los propios socios los que financian estos espacios, sino un lugar de cooperación. Parece claro que así es como funciona ANCLA, la asociación de la que Javier Maher es presidente y que se enorgullece de hablar del local como la organización cannábica más longeva de la comunidad de Madrid (y casi de España) desde que se fundó en 2011.

“Nosotros sólo producimos en base a los socios que tenemos”, dice, “y como no queremos tener más que 60 socios tenemos una enorme lista de espera, pero preferimos no hacernos más grandes. Además, cuando puede empezar un socio nuevo por la marcha de uno antiguo, lo normal es que le avisemos de que no podrá acceder a su cultivo hasta pasados tres meses, que es lo que tarda cada nuevo cultivo de marihuana en producirse”. Una práctica poco habitual, ya que la mayoría de salas hoy en activo suele trabajar con un exceso de stock.

"El concepto de consumo compartido se ha dilatado tanto que se le están empezando a ver las costuras".

ANCLA sólo abre las tardes de los lunes y los jueves, no como la mayoría de clubs de las zonas más visitadas que suelen tener un horario más equiparable al de un local comercial. Todos sus miembros tienen otros trabajos, incluido Maher, que trabaja para el Ayuntamiento de Leganés.

“Para todos los que estamos dentro es sólo un hobby”, dice, pero entiende el problema al que ha derivado la misma ley que a ellos les ampara. “El concepto de consumo compartido se ha dilatado tanto que se le están empezando a ver las costuras. Ningún grupo de 3.000 personas puede justificar que se han organizado entre ellos para cultivar porque no hay quien organice eso”.

Dl U245031 001 Trabajadores de un centro de marihuana medicinal en Colorado.

Tanto Maher como Napoli entienden que el paradigma actual es otro ejemplo más de cómo la ley siempre va por detrás de la tolerancia social. “Si había una guerra de las autoridades contra el consumo de marihuana está claro que la han perdido hace mucho tiempo. No me extrañaría que en un par de años o tres esto fuese ya totalmente legal como está pasando en muchos sitios de Estados Unidos”, nos dice el presidente de ANCLA.

La experiencia de Mascaraque le hace ser más cauto: “estos gestos pro legalidad que no llevan a soluciones firmes les sirven en muchos casos a los políticos para ganar popularidad y hacerse la foto. Es curioso cómo lo que se debatía a nivel gubernamental ya hace veinte años sigue en el mismo atolladero legal ahora”. Todos están de acuerdo, eso sí, en que los clubs, tanto a nivel legal como de demanda ciudadana, no son la solución a largo plazo.


La riquísima cultura del packaging japonés está destruyendo el medio ambiente

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Un amigo viaja a Japón unas semanas. Se le ha hecho tarde, así que va a comprar de cena algún alimento en una konbini cerca de su hotel. Elige unos chocolates y una manzana. La manzana está perfectamente envuelta en una preciosa bolsa de plástico. Cada onza de chocolate del pack tiene su propio envoltorio, y todas las onzas se ordenan en una bandeja que se recubre por otra bolsita con animales impresos. Un colorido lazo corona la matrioska de embalajes que, me explica, hacen que comer el dulce se convierta no tanto en algo alimenticio como en toda una experiencia.

La cultura japonesa tiene desde tiempos inmemoriales un cuidado exquisito por los rituales, algo que llena el espíritu de sus ciudadanos y les conecta socialmente entre sí y con sus antepasados. Es pura tradición. Esta predisposición al protocolo ha provocado, con las nuevas injerencias de la modernidad, nuevas realidades. El universo del packaging mueve en Japón más de 6 billones de yenes cada año, más del 1% del producto interior bruto del país.

Mientras los británicos (65 millones de población) desperdician cinco millones de toneladas de basura de este tipo, los japoneses (127) rondan los 20.78 millones. Haciendo balance, es bastante más del doble de gasto.

Eso sí, se toman bastante en serio cuidar de los desperdicios, con tasas de reciclaje de los plásticos mayores que otros países occidentales. En concreto, en muchas de estas tiendas aparecen unos contenedores con casi una decena de posibilidades de clasificación sólo para que, antes de salir de la tienda, puedas deshacerte de los envoltorios que consideres innecesarios. Para el cartón, para el aluminio, para el plástico PET, para el plástico como el de las tazas de ramen de usar y tirar.

¿Te imaginas que nuestros contenedores amarillos fuesen de siete tipos distintos? Nosotros decimos “acto de clasificación manual de la basura para su correcto reciclaje”, ellos dicen “bunbetsu”, y lo dicen mucho, hasta tal punto que si haces mal tu bunbetsu las autoridades pondrán una pegatina roja en la basura de la puerta de tu casa, y todos los vecinos te mirarán con reproches y superioridad moral.

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Hay otra particularidad en cuanto al gasto de recursos japonés que contrasta con la policía occidental. Ellos adoran el papel. Son los materiales orgánicos provenientes de los árboles los que protagonizan la mayoría de sus envoltorios, un 60% seguido del plástico, casi un 20%. Esto a priori podría parecer un triunfo, ya que los residuos plásticos producen muchísimos más problemas al planeta y a la salud de los ciudadanos (de hecho, a finales de los 90, los riesgos por exposición a las dioxinas, muy altas en su país, provocaron una ola de pánico en Tokio y Osaka).

Pero el papel tampoco es inocente. La energía necesaria para crear y reciclar el papel es mayor que la necesaria para el plástico, además de que causa (lógicamente) mayores niveles de deforestación de los bosques. Bosques que sirven para paliar los efectos de nuestro dióxido de carbono.

No es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia

Así que, obviamente, esto lleva al planteamiento que esta sociedad debe hacerse. Aunque los niveles de reciclaje de los nipones está entre los más altos del mundo y aún están lejos de dejar una huella ecológica como la que provocan los estadounidenses y su amor por los coches, su apego por la experiencia del packaging sigue siendo mala para el planeta. Una forma de entender el consumo no como trámite para saciar una necesidad, sino como algo que te aporta felicidad a base de un mayor esfuerzo de recursos. Tuyo al desenvolverlo, de los diseñadores del producto que lo han ideado, del recepcionista que te lo ha embalado en tres capas antes de dártelo.

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Mi amigo también recuerda toparse con uno de estos pequeños sinsentidos cuando compró uno de sus famosos onigiris, las bolas de arroz que se envolvían en la antigüedad en un trozo de alga como instrumento para ayudar a su ingesta y que, en la cultura actual ya tienen tan enraizada la presencia del alga que no puede presentarse de otra forma.

Para los onigiris precocinados, y dado que el arroz ablandaría el alga, el envoltorio tiene una ingeniería muy inteligente mediante un sistema de dos capas: una para el arroz y otra para el alga. Está diseñado para que, al abrirse, la bola de arroz caiga sobre el alga sin deshacerse y uno pueda coger directamente el onigiri por el alga.

Así disfrutas de la auténtica, venerable forma de comer una bola de arroz tal y como lo hacían los antepasados. Aunque para ello tengas que desviarte por completo de la idea inicial que basaba su apariencia: la practicidad y la sencillez.

Y ahora, para mostrar la otra cara de la moneda, he aquí una selección de algunos de los packagings japoneses más a-do-ra-bles que hemos encontrado. Si te pasas por Japón y compras alguno de estos productos podrías resistirte a la tentación o, también, podrían rendirte a este arte del envoltorio no-milenario completamente hermoso y destructivo con el planeta al mismo tiempo.

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El truco del impresionante gif del monte Fuji donde un avión parece detenido en el aire

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Ayer publicamos en nuestras redes un gif que dejó anonadados a muchos de nuestros seguidores. Lo mismo le pasó a los usuarios de Reddit que lo vieron antes. En la imagen, una vista aérea del monte Fuji desde el interior de un avión. Sobre el monte las nubes corrían a velocidad de minutos. Pero algo extraño pasaba con esa imagen: ¿por qué parece que el avión está fijo y no se está moviendo?

Especulaciones de todo tipo, también muy rocambolescas, empezaron a aparecer en los comentarios. Unos creían ver en la imagen la confluencia de la rotación de la tierra y un avión que se movía en sintonía con la misma. Otros, más imaginativos, hablaban de las paradas aéreas que hacen algunos aviones comerciales durante unos minutos mientras los pilotos se toman unos refrescos, tiempo que de seguro habría aprovechado el fotógrafo para captar esa imagen con buen pulso (spoiler: esto es una broma, no intentes nunca parar un avión en el aire).

Giphy

Pero en realidad ese gif nos está engañando. Han empleado un efecto visual que, aunque seguramente hemos visto en gifs anteriores, parece completamente real en el ejemplo presente por lo veraz de la imagen.

Las palabras mágicas: efecto cinemagraph

Cinemagraph Final

Se trata de un cinemagraph o gifs animados y los fotógrafos llevan unos seis años experimentando con esta técnica, aunque las aplicaciones móviles de los últimos tiempos han hecho que mucha más gente pueda crear una versión propia de forma más sencilla y por tanto que proliferen las expresiones de este tipo.

Eso también ha causado que hayan empezado a crecer los instagramers que juegan con fotos de este estilo, y por su potencia visual es posible que su uso se siga extendiendo, tal y como le pasó a las fotos en HDR o el Tilt-Shift antes que este.

@brandonwoelfel 's paradise - @johnsonluii

Una publicación compartida de Jimmy Cheung (@ohjimmyfilms) el

Breathe in, breathe out. // @agirlnamedleney

Una publicación compartida de Meagan Abell (@meaganmakesgifs) el

@_tadlock just reflecting on new mixtapes dropping 🎧• #collectivelycreate

Una publicación compartida de Garrett King (@shortstache) el

Como puedes ver, los cinemagraphs tratan de crear un sutil movimiento cíclico en ciertas partes de la imagen mientras lo demás se queda inmóvil. De esta forma se crea una atmósfera especial en estas imágenes animadas. Lógicamente, las partes móviles suelen ser elementos de alto movimiento en la vida real, desde el agua corriendo, hasta el pasto agitándose y el pelo meciéndose.

A nadie se le escapa en algunos cinemagraphs son una foto trucada a golpe de vista, ya que es imposible que el ambiente esté tan quieto mientras se mueve lo demás. Sin embargo, el gif de Fuji podía pasar como verdadero por lo plausible del movimiento de las nubes y por la naturalidad con la que se presenta la escena. Si aún no te convence que sea un cinemagraph, fíjate en lo quietas que están las nubes que rodean las alas del avión.

Para hacer tus propios cinemagraphs necesitarías un buen trípode y saber usar un par de trucos en photoshop y after effects, pero si no quieres dedicarle tanto tiempo puedes probar con aplicaciones que, aunque no te darán resultados tan espectaculares, sí te ayudarán a ahorrar esfuerzo y tiempo. Por ahí tienes Flixel, Cinemagraph o Fotodanz entre otras.

La historia de la chica del tranvía de Murcia ni es tierna ni es fantástica: es simplemente acoso

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Ha empapelado media ciudad dando datos sobre ti. No sabe tu nombre y te busca porque quiere liarse contigo. Medios locales se han hecho eco y la repercusión será tal que, suponemos, buena parte de Murcia tiene unas ganas tremendas de desvelar tu identidad. Estrella de Levante se ofrece para hacer de alcahueta regalándoos una cena si quedáis bajo el hashtag #Lovewins. Hasta un hospital pide que aparezcas. Y tú, que eres la chica de la historia, sólo quieres huir sin mirar atrás.

La historia es la siguiente: Sergio, de 23 años, cuenta que estuvo vigilando a una chica que se subió al tranvía de Murcia junto a sus amigas en lo que parecía el fin de fiesta. El joven dice que se quedó prendado de ella al instante y que él quería alegrarle la noche que, según su visión de los hechos, había sido un “infierno” para ella. Sergio quiere volver a encontrarse con ese flechazo que tuvo a primera vista y por eso cuelga carteles con su teléfono por todo el barrio.

Una chica sube en Twitter la imagen del cartel diciendo que es algo muy romántico. El hashtag #Lachicadeltranvía se viraliza y todos quieren ponerle un final feliz a la historia. Tanto La Verdad como La Opinión de Murcia, importantes medios locales de la región, le da bombo a esta historia de amor secreto complaciendo el gesto del chico. Las televisiones también difunden este "flechazo" e “historia de amor” y entrevistan al chico. El tío sale por la tele pidiendo contactar contigo.

En su conversación con La Verdad, Sergio reconoce dos cosas: una, que en el tren le hizo señas y ella no le hizo caso. Y dos, que ya ha buscado a más personas "de la nada".

Ciertamente no sabemos si la chica está interesada ahora en Sergio. Igual al ver el gesto que ha tenido con ella siente atracción por alguien que sin duda considera que la joven es alguien especial. Pero sí parece claro que ahora toda la presión recae sobre ella. Hay muchísimas personas interesadas en desenmascararla, y sobre todo, un chico dispuesto a tomarse todas esas molestias por entablar una relación con ella. Está más que claro que él se ha quedado con su cara, así que si vuelven a coincidir en público Sergio hará todo lo posible por relacionarse con ella.

Es comprensible que algo así pueda parecer romántico. La tradición del cortejo ha hecho que los hombres asuman un rol activo y ellas el rol pasivo. También hemos leído bastante literatura sobre cómo un No es sólo el inicio de una lucha hasta conseguir el Sí, de cómo ellas “lo ponen difícil” para hacerse valer antes de llegar a la consumación. Punto extra para Sergio: no se ha conformado con arremeter en el metro, sino que ha pegado montones de carteles como una suerte de Romeo urbano. Todo, por acercarse a ella. Podemos encontrar ejemplos de idealizaciones de un hostigamiento mayor hace no mucho tiempo. Si así "seducían" los famosos del pop, ¿no será que es la forma de actuar deseable?

La parte más inquietante de esta historia es tal vez cuando son los propios medios de comunicación, hospitales o marcas de cerveza las que alientan estos comportamientos que, con un poco de empatía, podrían comprender la difícil posición de esta chica ahora mismo. Ella no ha hecho absolutamente nada, sólo negarle su interés al chico. Pero la pelota está en su tejado y es ella la que le está arruinando la “historia de amor” a los lectores.

Por eso es importante que nos pongamos del lado de la chica. Por muy prendado que haya quedado Sergio de una persona a la que no conoce, si ella no quiso responder a sus gestos ni bajarse con él del vagón es el chico el que tendría que haber aceptado su opinión y dejarla tranquila en vez de perseguirla por toda la ciudad. Este comportamiento ha sido ya tildado por otros internautas de acoso, y su actuación puede verse como un gesto de baja intensidad de las historias de acoso callejero que ya describimos anteriormente aquí.

Sergio todavía puede seguir ligando. Hay formas de interactuar con otras personas de forma saludable, siempre que ambas partes muestren interés en mantener esa relación, donde la conexión sea recíproca. Pero si alguien le ha dicho que no, lo mejor será no insistir, mucho menos realizar toda una campaña de búsqueda.

ACTUALIZACIÓN: un usuario de Facebook que alega ser el auténtico chico del tranvía ha escrito una respuesta a uno de nuestros compañeros periodistas. Javi Sánchez escribió en GQ un artículo donde criticaba el pensamiento subyacente y la prosa del cartel de Sergio, y este ha querido dar un opinión de los medios que están criticando su actitud. Sergio está en contra de la idea de que se haya comportado como un acosador. Aunque no se haya referido a nosotros en su comentario, creemos justo que nuestros lectores puedan leer su visión de los hechos.

Lo que sabemos que es cierto y lo que no del juego adolescente de la Ballena Azul

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Qué: un juego social difundido en redes está incitando a jóvenes de medio mundo a participar en un reto progresivo en 50 pasos que termina con la muerte. La policía de países como Colombia, Rusia, Brazil o Francia ya están advirtiendo a los padres de esta nueva moda y animan a todos por luchar para erradicar el contagio de este macabro juego. Se está investigando que la “Ballena azul” o “Blue Whale” haya desencadenado muertes en algunos de los países citados. Según el medio La Ser, ya hay al menos una chica española ingresada en un hospital por intentar poner fin a su vida.

¿Y debemos alertarnos? Hay motivos para asustarse, pero tal y como ocurre con las supuestas modas entre adolescentes, hay parte de realidad y parte de magnificación por parte de las autoridades y los medios de algo que tampoco tiene tantas repercusiones.

De dónde viene: el medio de investigación de rumores en Internet Snopes explica el caso, al que califica de “no demostrado”. En abril de 2016 un medio nacional alertó de que se había vinculado el suicidio de 130 jóvenes en unos pocos meses con unas comunidades virtuales de chicos con tendencias suicidas. Allí los chicos se iban sumergiendo en una dinámica donde respondían a las órdenes de unos “guardianes”, y estos empezaban pidiendo cosas como visionados de pelis de terror o retos de valor hasta llegar a pedir el suicidio en el último paso.

efwrr Rina Palenkova, mártir de la causa e imagen asociada a comunidades de blue whale de VK.com

Pero el medio ruso no pudo demostrar que esos chicos, que sí se suicidaron y sí participaban en los mismo foros para adolescentes conflictivos donde circulaba el rumor de la “ballena azul”, decidieran quitarse la vida por haber cumplido el juego y no por su situación emocional.

Todos quieren creer en la Ballena Azul, tanto los suicidas como los medios

Los propietarios de los foros rusos, que sí hacen apología del suicidio, alentaron el rumor de esa conexión porque eso les daba visitas y les ayudaba a conseguir más ingresos por publicidad, de ahí que usaran la figura de una supuesta mártir de la Ballena Azul como imagen promocional de su web (y que también vendieran al mejor postor sus conversaciones y fotos). En Rusia se ha llegado a detener a algunos "guardianes" que abrían grupos privados donde promovían en el país la práctica del juego entre jóvenes con tendencias suicidas. En algunos casos, si no participaban en el juego los guardianes amenazaban con hacer daño a los padres de las víctimas.

Aa4e51f7 C718 4073 B605 B9b8194af959 Cx0 Cy6 Cw0 W1023 R1 S En Rusia la sola visión de un dibujo o una foto de una ballena ya se entiende como el código de invitación para participar en estos juegos.

Según informan autoridades locales, el índice de suicidios entre adolescentes en Rusia está en uno de sus momentos más álgidos, cosa que no tiene nada que ver con el juego social sino con la situación económica y política del país.

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Pero que los medios rusos alertaran de estos cientos de suicidios suscitó el interés tanto de otros medios internacionales como de otros grupos de jóvenes ajenos al fenómeno inicialmente. El listado de 50 reglas se empezó a difundir fuera de estos grupos a todas partes del mundo, y chicos de todas partes ya han replicado algunos de estos retos. En Facebook pueden encontrarse testimonios de padres de otros países, como Colombia o Reino Unido, alertando de que le han encontrado a sus hijos conversaciones por chat incitando a probar el juego. El eco cada vez es mayor.

¿Quieren suicidarse por el juego o quieren suicidarse y descubren el juego?

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Y es comprensible que cuantos más jóvenes accedan a esa información más suicidios adolescentes se puedan vincular mediáticamente al juego. Las normas ya están traducidas a varios idiomas, así que un chico podría aplicar el juego sin necesidad de relacionarse con nadie. Además, otra de las condiciones de participación de este juego implica borrar cada mensaje de orden que te manda uno de los guardianes al móvil después de leerlo, de ahí que sea más difícil probar la conexión de un suicidio con el reto.

En varias de las muertes vinculadas al juego, como la de una adolescente en la región brasileña de Mato Grosso o la de tres chicos en Colombia, las autoridades indican que no se ha podido confirmar que el suicidio esté causado por el juego, aunque los chicos frecuentaban comunidades que promocionan el suicidio y en algunos casos sí se sabe que los jóvenes habían oído hablar del juego. La policía considera que es más importante el impacto en los suicidios de la promoción de las autolesiones en las comunidades virtuales que el juego de la ballena en sí.

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En resumidas cuentas, sí se ha podido confirmar que algunas muertes fueron inicialmente provocadas por el juego, como los casos de Yulia Konstantinova y Veronika Volkova en Siberia el pasado febrero que publicaron mensajes inequívocos antes de tirarse al vacío en una cuenta de Instagram; también que hay chicos de otras partes del mundo probando algunos niveles de los retos de la Ballena Azul, aunque sin llegar a la muerte o quedando el asunto en un intento de suicidio.

Pero la alarma social que ha causado este fenómeno no está tan justificado en el recuento de cuerpos oficialmente verificado como en la enorme difusión que han tenido las reglas del juego tanto en redes adolescentes como en medios de comunicación.

He trabajado más de una década en la cocina y la realidad de los stagiers es aún peor de lo que parece

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No todos los cocineros tienen la oportunidad de contar algo que no sea la cantidad de servicios que han dado y las materias primas que faltan para el servicio del día siguiente. Las cocinas están más revueltas que nunca. Y no porque haya ratas.

Un reciente artículo ponía sobre la mesa que mantener un restaurante de altos estándares pagando a todos sus becarios sería imposible. Además, "para ellos es un privilegio", defendía Jordi Cruz, manresano con dos estrellas Michelín y juez en Masterchef. Está harto de escuchar burradas de los profanos: a esos chavales se les enseña gratis, con cariño, con paciencia. No se pega a nadie.

Vale, empecemos definiendo qué es un stagier. El stagier es aquel que está "sobre el escenario", alguien que ni se lo piensa cuando recibe el e-mail o telefonazo de la cocina donde quiere entrar: coge el transporte y se marcha volando. ¿Amsterdam? Hecho. ¿Bangkok? Ahora mismo. Hacer un stage es un privilegio que hay que ganarse, y sabes que vas a trabajar sin horarios, que vas a darlo todo y no fallar, no porque estés trabajando con materias de primer nivel, que también, sino porque hay muchos detrás esperando.

Es el mundo laboral susurrándote en la nuca que espabiles, que ya tienes edad.

Si no has sido cocinero, no te molestes en entenderlo. Hay que estar dentro, vivirlo, tragarse los vapores y las tensiones, esos ruiditos de los zuecos como en la cancha de baloncesto, el silencio sepulcral o el griterío de seis tipos cantando a capella, cada uno para una planta del local. Es una liga de formación acelerada. Ya tendrás tiempo de llorar cuando los comensales hayan sido debidamente servidos.

Falsas historias de superación y formación

"Todos los grandes empezaron formándose así", oyes una y otra vez. Y no es mentira: la segunda ola de chefs españoles, empezando por Arzak, se formó a la sombra de Paul Bocuse, padre de la cocina moderna. Ellos entregan a los medios historias de superación demente, durmiendo en altillos entre sacos de lentejas porque, a primera hora, hay que poner a montar un fumet para trescientos turistas.

Dl U322408 005 Jordi Cruz. (Shot for Press)

Pero hay cosas de los stagiers que no se han contado bien. Hace unos años, los stagiers eran como los especialistas en escenas de riesgo. Cuando llegaban a una cocina, los residentes nos preguntábamos qué hacíamos en la cocina, si aquel chaval sabía más que todos nosotros. Un placer compartir conocimientos con tipos así.

"Precios bajos y una calidad excelsa. ¿El precio de todo esto? Secar las energías de los chavales

Hoy día son estudiantes sin práctica, timoratos, precarios con ojeras y con algún vicio de más. Dicho de otro modo: dos manos limpias, dos manos gratis. Pueden afearte que llames, por costumbre, bechamel a una velouté pero no sabrán limpiar el cordón a un solomillo. Y si el plato del día lleva solomillo, tenemos un problema. He visto más puñetazos a la salida de un pase que a la de un instituto. Pero cuidado, que en las cocinas ya no se grita. Y tampoco se pega a las mujeres, no.

Pero bueno, son manos. Y manos es lo que hace falta cuando no hay tiempo material. Queremos dar el mejor servicio de nuestra historia, pero no queremos cobrar más de 56 euros por un menú de degustación simple. Y olvidemos esa vieja idea de dar servicio a 50 personas diarias durante seis meses y cerrar los otros seis para trabajar en el laboratorio.

Master Chef Programas como Master Chef sólo tocan una parte de la cruda realidad de la alta cocina. (RTV)

La alta cocina ahora también es capaz de dar servicio a cientos de comensales de manera simultánea. Es decir: tenemos, por un lado, la agilidad de un McDonalds, precios de derribo pre-2000, y una calidad excelsa, digna de una estrella Michelín. ¿El precio de todo esto? Secar las energías de los chavales. Si sólo pueden pasar 6 meses en prácticas, el restaurante de turno tendrá un magnífico acuerdo con la escuela de hostelería para que roten y eventualmente se solapen para que unos vean el funcionamiento de otros y que la empresa quede lo menos afectada posible.

Ahora traslada esto al mundo laboral real. La hostelería en España siempre pecó de una falta de profesionalidad alimentada con muchas horas extra. Si no llegabas al pase, al día siguiente llegabas una hora antes. Por ti mismo, nadie te lo mandaba. Empiezas en el cuarto frío, o en la pila, fregando cacerolas de 60 litros, y asumes que tu momento ya llegará. Yo ponía de mi parte porque quería ser mejor, hacerlo mejor. Mis días libre eran perfectos para poner conocimientos en práctica. Mi familia también lo agradecía. Elaborar un plato es más que entender qué lo hace especial, es volcar una parte de ti. Y todo eso.

Stagiers: de especialistas a librar carga a los chefs

Y lo logré, por un tiempo. Ascendí lo suficiente como para ver las cosas con perspectiva. Cuando tuve ayudantes a mi cargo entendí parte de esa paciencia y compromiso que se les exige a los que arrastran a sus espaldas la marca y el éxito de un local que factura un par de millones de euros al año. Era el año 2010 y pedí cobrar las vacaciones. Hasta que me cansé de que toda mi vida laboral, social e intelectual, girará en torno a aquellas cuatro paredes, aquellas salamandras, bolsas al vacío, mesas calientes y hornos Rational de dos cuerpos.

"Las cosas habían cambiado: ahora las cocinas estaban llenas de becarios en prácticas"

La cocina es lo más socorrido del mundo. Da igual cuánto desempleo haya en el país, siempre encontrarás algo en temporada alta. Como lo mío eran los hoteles, probé suerte en cocinas de hotel. Mala suerte, las cosas habían cambiado: ahora estaban llenas de becarios en prácticas, pinches haciendo lo que nadie quería (limpiar pescado, echar horas muertas haciendo esferas de Isomalt, rellenos para wanton, troquelando patatas y cosas tan sencillas como cocer verduras o pelar ajos).

Contra esto era imposible competir, pero necesitaba trabajo. Hasta que di con un jefe de partida con el que había trabajado en el pasado. Me explicó la nueva metodología. Aquello fue un triunfo enorme: el trabajo sucio iba para los soldados rasos, impolutos con sus mandiles nuevos. Los jefes de sección, apoltronados, se habían ventilado de un plumazo cualquier tarea que no sea mandar y rematar el pase con la gracilidad de un monitor de aerobic. En vez de andar pagando altas y nóminas, ¡cobras subvenciones por tener a chavales haciendo lo que nadie quiere! Ideal para temporada alta.

David Munoz David Muñoz, chef de DiverXo, uno de los cocineros más reconocidos del país. En sus cocinas, algunos stagiers llegan a hacer turnos de 09:00 a 02:00 por 200 euros al mes, como ha revelado el reportaje de El Confidencial. (World Travel & Tourism Council/Wikipedia)

Antaño te plantaban un pez espada encima de una mesa, con su foso en el centro y dos cuchillos afilados. Uno empezaba por un lado, el jefe por el otro, y aprendías a trabajar la materia desde el comienzo, observando al maestro. Ahora los chavales van rotando que da gusto. Cuando llegan las bodas, hay mano de obra de sobra para arriesgar, para "redescubrir platos regionales". La competencia es dura. Y el mérito, como siempre, para el local y el gran chef... y algunos de esos chavales acaban bastante quemados.

¿Es legítimo cobrar por enseñar? Sin duda. ¿Es legítimo usarlos como mano de obra para mantener empresas insolventes? Permitidme dudarlo.

Jordi, ¿te parece increíble que llamen esclavos a estudiantes deseosos por trabajar en tu cocina? Vale, espera, baja de la nube un segundo: esos chavales están locos por aprender, henchidos de ilusión, una palmadita tuya de "buen trabajo" y se van a la cama de la residencia flotando en una nube. Tardarán en dormirse. Total, tampoco tienen tiempo para pensar en baremos de bien o mal hecho, sólo necesitan el aplauso de su captor (para mí lo que sienten es puro síndrome de Estocolmo). Y en unos meses ya estarán a otra cosa. Si no se rinden antes. O si son lo suficiente voraces para llamar tu atención.

Kitchen 515388 960 720 De especialistas francotiradores a chicos de los recados. (Pexels)

Ya no estamos hablando del saco lleno de ilusiones de un chaval de 19 años. Estamos hablando de las responsabilidades legales y salariales de una empresa que lo crunchea con tal de llegar a fin de mes, de sacar adelante las cartas, cada día más rocambolescas, del jefe de cocina. Ese chaval está en el apogeo de su vida, y aguantará el trote, como lo aguanté yo, pero llegará a los 30 con unas ojeras que se las pisa, tendrá un bebé, querrá leer algo o jugar a la consola, y su trabajo no se lo consentirá. Porque si se cierra una reserva de última hora, da igual el día y medio libre y da igual las horas que lleves sin sentarte: a currar.

Se convierte en obligación. Ya no estás en el campo de tiro, estás en plena guerra. "No haberte metido, ya sabes cómo es esto".

¿Vamos a tener un niño o una niña? El flipante modo estadounidense de anunciar el sexo del bebé

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Gender

Cuando alguien nos dice que en pleno siglo XXI el género de una persona ha dejado de ser un significante importante, sólo nos basta con mirar a un sitio para responderles: los escaparates de las tiendas de ropa para bebés. En ellas encontrarás preciosos trajes de encaje y telas sensacionales hechas para acoger a la nueva criatura que venga a este mundo. Y buena parte de todos esos materiales estarán divididos en dos grandes categorías: azul y rosa. Niño o niña. Es la primera etiqueta que todos hemos recibido.

Pero como ocurre con muchos otros actos de consumo, los norteamericanos son los mejores sublimando este trámite identitario. Desde hace más o menos una década, algunos estadounidenses reúnen a sus familiares y amigos en una jornada en comunión donde se les revelará cuál será el futuro sexo biológico con el que nacerá su bebé.

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Es decir: meses después del inicio del embarazo, los médicos advierten a los progenitores si su futuro niño tendrá vulva o pene. Donde antes había matronas o chamanes adivinando lo que había dentro de la barriga de las mujeres, hoy tenemos a la ciencia obstetricia acertando con un margen de error bastante más escueto, y esto ha causado que personas que hacen de ese detalle todo un circo sobre el que celebrar y empezar a proyectar las ideas de cómo va a ser pequeño. El mínimo común denominador de todas estas fiestas es el mismo: si es niño, se indicará con el color azul, y el color rosado se reserva para ellas.

F37d77e499772b03a24696af54be9bf1 ¿Será arma o será brillantina? ¡Ven a nuestra fiesta este sábado para comprobarlo!

Por supuesto, estos códigos y la perspectiva de hacer una fiesta de ello potencian la creatividad de mucha gente, que al parecer encuentra maneras de lo más ingeniosas para revelarle la sorpresa a sus invitados (y convertirse de paso en los reyes de su Pinterest). Sí, al igual que ha ocurrido con el mundo de los tatuajes o de la repostería casera, el medio es sólo una excusa para el lucimiento personal. Pero estamos de enhorabuena: existe una cuenta de Twitter que desde hace tiempo recopila algunos de los actos de revelación del género del bebé más surrealistas que puedes encontrarte. Y en serio, hay auténticos genios de esto.

Confetis con purpurina de colores o cajas con globos en su interior son las primeras y más comunes fórmulas que puedes encontrarte, el equivalente a la corbata en el día del padre o la corona de flores en Coachella: un básico con el que es casi mejor que no te relacionen. Aquí van un par de ejemplos.

Ahora es cuando la cosa se complica. Hay personas que tiran pelotas de béisbol…

Y madres que se tiñen el pelo del color asociado al género que tendrá el niño.

También grupos de amigas que exponen el género del bebé a modo de hechiceras modernas, echando tang.

O una fiesta hípica con reminiscencias monárquicas donde caballos fastuosamente decorados cabalgan para dar la buena nueva.

Pero eso no es todo: también hay excavadoras espachurrando latas de pintura.

Y por supuesto, en la tierra de la segunda enmienda no podían faltar los padres que revelan el género de su hijo con unos buenos disparos de francotiradores.

Aunque nuestra pieza favorita es este microcorto... tribal.

Y claro, en estos videos también se puede observar en algunos casos la cara perversa de este juego, cuando las expectativas puestas en el género del bebé por sus padres no se cumplen. A veces sí nace un niño con el género que tú querías.

Pero otras veces esto no funciona, y se palpa la desilusión (¿será entonces el niño menos querido?).

Por si fuera poco, estos son algunos de los conceptos contrapuestos que se imprimen en las tarjetas para señalar el género del bebé: Golazo o tutús (Touchdowns or Tutus) Lazos o pajaritas (Hair Bows or Bow Ties), Ruedas o Tacones (Wheels or Heels), Deportes o brillantina (Sports or Sparkle), Bigotes o Pestañas (Staches or Lashes), Botas o ballet (Boots or Ballet), Armas o brillantina (Guns or Glitter) o Rifles o volantes (Rifles or Ruffles).

Nota: todas estas fiestas se hacen con la mejor de las intenciones (no hay más que ver el entusiasmo de los padres y participantes). Sin embargo, estas revelaciones sólo indican el sexo biológico, que no el género, del bebé, tal y como nos han mostrado los casos de transexualidad. Además, los médicos ya se han equivocado alguna vez a la hora de identificar el sexo concreto o han pasado por alto casos de niños intersexuales.

El veto del modelo Netflix en Cannes revela la guerra que le tiene declarada la industria al streaming

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¿Qué es el cine? La pregunta que se hacía Bazin en 1953 vuelve a estar de actualidad, pero no desde un punto de vista metafísico, sino más bien práctico. El último escándalo en el mundo de distribución audiovisual tiene como protagonistas al Festival de Cannes a un lado del ring y a Netflix en el otro lado.

Netflix en el papel de productora había conseguido meter sus dos primeras películas a competición de la próxima edición del certamen francés: Okja, de Bon Joon Ho y The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach, dos directores habituales en ese circuito y de nivel autoral suficiente para estar en el festival más prestigioso del mundo.

Sin embargo, según Hollywood Reporter, el festival recibió una queja por parte de algunos agentes del todopoderoso universo de exhibición francesa diciendo que no se trataba de una presencia grata para la industria: Netflix no pensaba estrenar en salas francesas o de ningún otro país, pondría a disposición de sus clientes Okja y The Meyerowitz Stories directamente en su web después de su estreno en el festival.

Tras esa advertencia, Netflix anunció estar en negociaciones con distintos distribuidores para hacer un estreno tradicional (aunque simbólico) de esos dos títulos, pero el daño estaba hecho. Después de sopesar el nuevo paradigma de las plataformas vod en el universo festivalero, los responsables de Cannes han anunciado que no darán cabida a partir del año que viene en Competición Oficial a agentes que no se comprometan a que sus películas se estrenen comercialmente en los cines de Francia.

Es decir, si eres Netflix, más te vale pasar por los cines u olvídate de que alguna de tus producciones pueda acceder a la repercusión mediática que supone competir en Cannes, mucho menos soñar con rascar alguno de sus premios. Con otro problema añadido: el poder de validación para que entres al festival cannoise lo tienen los exhibidores galos, un grupo de empresas al que ya se ha acusado de trust y que se lo podrían poner muy difícil a Netflix, un rival de todas esas compañías en la práctica, para conseguir su objetivo.

Netflix no se adapta al mundo del pasado (pero sigue necesitándolo)

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Aunque esta es la polémica de hoy, pero Netflix y Amazon ya se había topado con algunas tensiones previas en el universo de la distribución fílmica. Cuando Netflix intentó que Beasts of No Nation pudiera acceder a los Oscar se vio obligada a estrenar en salas estadounidenses, algo en lo que la empresa no se siente nada cómoda.

Esa predisposición reticente al estreno en salas de la que hace gala la plataforma le ha reportado consecuencias negativas: en la edición de 2016 de Sundance, cuando la prensa especializada puso por las nubes The Birth of a Nation, Netflix le puso a su director sobre la mesa 20 millones por los derechos de exhibición; pero Nate Parker decidió irse con Fox, que sólo le ofrecía 17 millones. ¿Por qué optar por una oferta más baja? Fox garantizaba un estreno conservador, y muchas más papeletas para Parker de verse con opciones para conseguir la estatuilla (spoiler: al final no se llevó nada porque la prensa desveló una turbia historia personal del director).

Así que, aunque muchos autores son reacios a amoldarse al sistema de las plataformas de video doméstico, Netflix y Amazon están tirando de chequera por dos motivos. Uno, para llevarse el prestigio; y dos, para aglutinar cada vez más producto propio que atraiga a sus espectadores bajo su catálogo. En el fondo, si una plataforma de streaming estrena en Francia sus películas no será más que una estratagema para conseguir su fin último: que sus películas estén en la web y que tengas ganas de consumir su contenido.

Y Cannes se anquilosa en el viejo mundo mientras el 'cine' evoluciona

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Pero si Netflix tiene sus antecedentes en este debate, también los tiene Cannes. En 2009 el delegado general de Cannes, Thierry Fremaux, intentó introducir en competición la miniserie Carlos, del director Olivier Assayas.

Los exhibidores se quejaron a la organización, ya que la producción que financiaba Canal + había declarado que el estreno de la serie sería en su canal televisivo. La junta directiva del festival, compuesta entre otros por representantes del gremio de exhibidores, logró que Fremaux expulsara a Carlos de la competición oficial. La serie se pudo ver fuera de competición, pero esa fue una decisión que molestó tanto a Assayas como a la cabeza visible del certamen.

En realidad, sobre esta multiplicidad de fórmulas de cine y de consumo por parte del espectador ya han tomado nota bastantes festivales. Venecia y Berlin no han tenido tantos remilgos como Cannes para permitir que las películas de Netflix compitieran en sus secciones (aunque también han recibido quejas por parte de los exhibidores locales). Y desde hace tiempo es habitual que las series tengan su pequeño espacio, normalmente fuera de competición, en los festivales de medio mundo. Este año Iñárritu va a enseñar a la prensa en Cannes un corto de realidad virtual. ¿Qué hubiera pasado si los directores del certamen hubiesen intentado incluir ese corto en la sección oficial?

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Hay quien ha comparado esta situación con la que vivió en sus inicios el cine digital: hace años era habitual oír cómo muchos consideraban que ese formato no era digno de ser considerado cine ya que el celuloide es el único medio en el que puede registrarse el "cinema". A día de hoy la mayoría de los largometrajes se graban y se ven en formato digital y al festival cannoise no le parece mal. Puede que, también, porque la reconversión digital de las salas de cine de esos exhibidores está totalmente implantada.

La realidad es que, más allá de guerras de la industria, la cultura del visionado en salas de cine está decayendo muy lentamente mientras que el consumo audiovisual en Internet se extiende a cada vez más capas de la población. ¿Es eso Cine con mayúsculas? Probablemente en la inmensa mayoría de los casos la respuesta sea no, pero: ¿de verdad quiere la gente seguir viendo cine? ¿Y de ser así, hasta cuando?


La socialdemocracia se ha convertido en tal mito del pasado que ya está siendo reciclada como icono pop

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Camiseta Psoe

A principios de la década de los setenta dos diseñadores del Partido Socialista Francés tuvieron una idea que iba a condensar el espíritu simbólico del socialismo europeo: juntar la fuerza obrera del puño y el espíritu modernista y democrático de la rosa en un sólo logo. El hallazgo fue gigantesco y desde entonces se convirtió en el santo y seña de la socialdemocracia europea y americana, incluida la española.

Su puño y su rosa fueron, de hecho, uno de los más emblemáticos de Europa: corrían los años ochenta y el partido de Felipe González, tras años ensombrecido por la dictadura franquista, encadenaba un arrollador triunfo electoral tras otro. El socialismo era en España transformación y también gobierno, pero su abrupta caída en los noventa terminó con la iconografía. Cuando recuperó el poder, lo hizo sólo con rosas.

¿Hasta cuándo? Hasta nunca. Si la socialdemocracia no va a volver, la cultura pop piensa guardarla en esa vitrina de oro a la que unos llaman nostalgia y a la que otros llaman dinero. El último hito de la moda es reciclar el legendario logotipo del PSOE en forma de camiseta cool. Se puede comprar aquí y es muy tentadora, porque mola.

Ahora Solo La socialdemocracia más trendy, sólo por 30 euros.

La socialdemocracia ha alcanzado el punto de no retorno, un lugar donde su mero espectro se convierte en una cuestión de reciclaje pop. Como el Nokia 3310, como Pokémon, como Stranger Things o como todas esas películas de superhéroes que sólo se dedican a turistear en los cómics del pasado, el socialismo democrático, que antaño representó la otra fuerza por excelencia del escenario político europeo, está en franco retroceso.

Y su futuro ya queda en manos de la memoria, cuyo papel dentro de las sociedades consumistas siempre rota en torno al reciclaje. Por eso es posible que una marca estadounidense de ropa utilice al PSOE como mero atributo estético: porque su mensaje ha dejado de representar algo político y conflictivo, presente, y ha pasado a engalanar la memoria del ayer. La socialdemocracia pervive pero su imagen es ya mercancía pop.

Yta También en morado.

O lo que es lo mismo: la sociedad europea ya mira hacia otro lugar. Parte del problema de los partidos socialistas ha sido de branding (al mimetizarse en algunas políticas con sus rivales conservadores), y otra parte ha venido dada por el contexto político. El último ejemplo es Países Bajos, donde el partido laborista ha pasado de ser la segunda fuerza a quedar sepultada por verdes, social-liberales y socialistas en su propio terreno.

Y no sólo sucede allí: sólo en Alemania sobrevive como partido con opciones de gobierno, una vez que en España, en Francia y en Inglaterra vive hoy los días más bajos de su historia, a menudo en competencia con otras fuerzas en su espectro político que le comen la tostada (en Italia ha tenido que ser reformulada tras mil millones de escisiones en el Partito Democratico, este sí en el gobierno). En el nuevo clima político del siglo XXI, la socialdemocracia cae, y sus símbolos son carne de ironía post-moderna.

Así las cosas, un logo tan atractivo como el diseñado a mediados de los setenta por José María Cruz Novillo podría ser la nueva tendencia de moda en Williamsburg. Conforme el PSOE se alejaba de él y conforme el significado de "socialdemocracia" pasaba a representar otra cosa, el puño y la rosa se veían empujados a su destino final. Una camiseta pop.

Así son los clubs de fumadores, el engendro jurídico que ayuda a los camellos de marihuana a reconvertirse

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Smoking Club

“Si alguien mete media china más estamos jodidos”, “es mi club e invito a quien me da la gana”. Son un par de frases que escuchamos en el tráiler de Smoking Club, película de Alberto Utrera presentada en la pasada edición del Festival de Málaga que se estrena en España este fin de semana. Su antetítulo, “129 normas”, es bastante aclarativo: la película aprovecha un peliagudo escenario legal para dar rienda suelta a la comedia negra. Pero si precisamente ese laberinto normativo funciona para hacer comedia es porque estas asociaciones están, de facto, sumidas en una compleja laguna legal.

Desde que la ley antitabaco de 2011 sentó la jurisprudencia para la existencia de estos clubes han proliferado por todo el país espacios semiclandestinos donde la gente consume cannabis. Aunque no los encontrarás en abundancia en zonas como Cantabria o La Rioja, te será difícil pasear por los distritos más visitados de Barcelona y no toparte con algún promotor de un club que no te invite a pasar por su “smoking room”.

Pero al tiempo que ha aumentado su presencia, también lo han hecho los conflictos relacionados con estos locales. Navegar por las noticias de los principales medios sobre “clubs de fumadores” de los últimos años es toparse con redadas, cierres forzosos e incautaciones masivas. El caso más sonado fue el de la Operación Xátiva, una acción antidroga por la que la policía actuó en Valencia contra plantaciones de marihuana y lo que a los ojos de la justicia eran narcotraficantes, puros y duros.

¿Cómo demonios pueden coexistir ambas realidades? ¿La de la legalidad y la ilegalidad?

“Ese es el problema, que muchas de estas asociaciones no son lo que dicen ser. Han prostituido el concepto”. Habla con nosotros Paco Mascaraque, presidente de GALCE y uno de los rostros más visibles en España por la legalización de esta sustancia desde hace mucho tiempo, más de 20 años, concretamente, con lo que él ha visto la evolución de esta cuestión y también el nacimiento de estos clubes.

“Al hilo de que no se puede condenar por el consumo propio, algunos pioneros han aprovechado esta situación para hacer negocio”. Se refiere a la práctica de estos locales, ya que tú, como socio, técnicamente no compras droga, sino que retiras una mercancía que inicialmente era tuya, como miembro.

No tan rápido: ¿cómo funciona la compraventa de droga detrás de estos clubs?

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Para los que no lo sepan, la cosa funciona básicamente así: el Estado español considera dos cosas. La primera, que el autoconsumo de cannabis en el ámbito privado es un derecho constitucional, cosa de la que los clubs se aprovechan ya que ellos son, a veces en serio y la mayoría de ellas en apariencia, los intermediarios que gestionan tus cultivos antes de que disfrutes de ellos en estos espacios privados. Como los centros no pueden constituirse como negocios, pasan a ser asociaciones culturales que no deberían mostrar ánimo de lucro.

Y lo segundo, el Estado defiende que los consumidores de la droga cannábica no son simples usuarios, sino adictos. Eso implica que esos clubs estén obligados a demostrar que los miembros son consumidores de marihuana experimentados. Que esos socios son fumadores que, de cualquier forma, ya lo eran antes de acceder al centro. Hay que hacer todo lo posible por evitar hacer apología de su consumo. También tienen prohibido, entre otras cosas:

  • Cultivar cantidades grandes de cannabis, aunque esté justificado como cultivo de cada uno de los socios. Si a uno de estos centros le intervienen un cultivo pueden enfrentarse muy fácilmente a una causa penal dependiendo en muchos casos de la pericia de los abogados. Además de, por supuesto, que les destruyan la producción que los socios previamente han pagado.

  • Transportar la droga hasta el club. Si pillan los narcóticos en la calle no tienen manera de apoyar que están llevándola a un local donde sí se permite su consumo. Por lo tanto, su producción y transporte es un vacío legal que se transforma en secretismo y magia (y ojo: esa falta de trazabilidad da pie a que los productores metan, si quieren, metales pesados y pesticidas en el producto).

  • Sacar la maría del local. Ni los encargados de la asociación ni sus miembros, aunque éstas tampoco tienen la obligación de vigilar que la gente deje dentro la mercancía.

  • Dejar que entre nadie que no sea consumidor habitual de marihuana. Con lo que cada club debe hacer unas entrevistas a sus miembros que van en un enorme rango de dureza y flexibilidad.

  • Y además deben justificar su actividad como algo más que el mero consumo. Algunos locales hacen conferencias sobre uso responsable, acciones reivindicativas, fomento de la sociabilidad entre los miembros o incluso conciertos. Todas estas condiciones causan ese imbricado sistema de reglas tanto administrativas como del propio local que evitan la apariencia de mercado, que se presentan como actividad social, aunque casi nadie opera así.

El panorama actual: unos clubs con poco de "dimensión social" y mucho de consumición

“Un gramo de marihuana se vende al precio de un gramo de oro, seis: ocho y hasta diez euros”, explica Mascaraque, “y claro, tanto movidos por la crisis como por interés comercial mucha gente se ha acercado a este territorio en el que antes estábamos sólo otro tipo de gente. Ese es el precio al que se vende, técnicamente se retira, la marihuana en estos locales, igual que en la calle. Pero si tú echas cuentas producir un gramo no cuesta eso, es mucho menos. Así que sí que hay plusvalía y ánimo de lucro. En resumen, son camellos reconvertidos”.

"Un gramo de marihuana se vende al precio de un gramo de oro y eso ha atraído a mucha gente".

Mascaraque no está en contra de los clubs, sino de la hipocresía en la que se mueven y de las dificultades legales que promueve el sistema actual, tan poco garantista, que evita el bien último: una producción de marihuana que pase los controles del Estado.

“Además, si estudias las normas que impone la ley, es muy difícil que estas asociaciones se mantengan en el tiempo si no tienen detrás una estructura y unos recursos más propios de las mafias que de un auténtico club de amigos. Sólo sacar un kilo al mes de maría supone sacar dos lámparas de 600, un sistema continuo, más de 100 metros cuadrados… y en muchos casos estos locales no mueven un kilo al mes, mueven mucho más”.

Generadores de empleo (aunque por el momento no paguen el IVA)

Weeeed

En el lado de los acusados por Mascaraque estarían Emilio Napoli y Nicolas Rumolo, secretario y presidente respectivamente del club cannábico barcelonés Weed You. Ellos son tajantes: lo suyo es trabajo, algo que emplea a varias personas, tanto en el apartado administrativo como de producción y atención al público de su local. Aunque cumplen todas las normas para no entrar en problemas con la policía, no se esconden, ya que consideran que hacen un servicio de atención a los miembros de su club que, en su mayoría, lo único que quieren es fumarse un porro o dos después del trabajo antes e ir a casa.

La versión de Napoli es que “estamos pasando de una fase anterior de mercado negro a uno legal, así que los clubs encajan en ese punto intermedio de manera que tú ahora vas a estos centros y dejas que ellos cultiven tu abastecimiento”. El secretario dice que, como hay un vacío, los clubs se tienen que autorregular y eso también ha provocado que se abra la puerta a escenarios indeseables. “En mi experiencia como persona que frecuenta clubs, las intervenciones que ha llevado a cabo la policía al final son comprensibles, no son tan malas”.

Mascaraque también nos explicó cómo funcionaba esto. Los clubs a los que la policía investiga son sobre todo de dos tipos: los grandes, que de ninguna manera se pueden encubrir como asociaciones, y los más conflictivos. “Coches en doble fila, gente parada fumando fuera del local, grupos de personas que entran como lo hacen los turistas en un bar… a veces han causado problemas con los vecinos”, dice Mascaraque.

"Los vecinos nos han dicho que hemos mejorado la zona. La gente ya no fuma en la calle".

Aunque esa no es la experiencia del club de Rumolo y Napoli, que recuerdan las palabras de su casera: “nos dice que somos mejores inquilinos que ha tenido, los menos ruidosos, no como el bar anterior. Lo primero que hicimos al llegar aquí es enseñarle el club a los vecinos para que no se asustaran y supieran lo que hacemos, y alguno nos ha dicho que hemos mejorado la zona, ya que la gente ya no va a fumar a los parques a la vista de todos, sino que vienen a vuestro local”.

Las auténticas asociaciones de amigos también existen

Dl U306710 015 Manifestación madrileña de 2016 por la legalización del consumo de marihuana.

En esencia, la forma más sencilla para saber si estamos ante un auténtico club o un negocio es acudir a la estructura de estos espacios. Los clubs no deberían ser propiedad de una única persona, ya que son los propios socios los que financian estos espacios, sino un lugar de cooperación. Parece claro que así es como funciona ANCLA, la asociación de la que Javier Maher es presidente y que se enorgullece de hablar del local como la organización cannábica más longeva de la comunidad de Madrid (y casi de España) desde que se fundó en 2011.

“Nosotros sólo producimos en base a los socios que tenemos”, dice, “y como no queremos tener más que 60 socios tenemos una enorme lista de espera, pero preferimos no hacernos más grandes. Además, cuando puede empezar un socio nuevo por la marcha de uno antiguo, lo normal es que le avisemos de que no podrá acceder a su cultivo hasta pasados tres meses, que es lo que tarda cada nuevo cultivo de marihuana en producirse”. Una práctica poco habitual, ya que la mayoría de salas hoy en activo suele trabajar con un exceso de stock.

"El concepto de consumo compartido se ha dilatado tanto que se le están empezando a ver las costuras".

ANCLA sólo abre las tardes de los lunes y los jueves, no como la mayoría de clubs de las zonas más visitadas que suelen tener un horario más equiparable al de un local comercial. Todos sus miembros tienen otros trabajos, incluido Maher, que trabaja para el Ayuntamiento de Leganés.

“Para todos los que estamos dentro es sólo un hobby”, dice, pero entiende el problema al que ha derivado la misma ley que a ellos les ampara. “El concepto de consumo compartido se ha dilatado tanto que se le están empezando a ver las costuras. Ningún grupo de 3.000 personas puede justificar que se han organizado entre ellos para cultivar porque no hay quien organice eso”.

Dl U245031 001 Trabajadores de un centro de marihuana medicinal en Colorado.

Tanto Maher como Napoli entienden que el paradigma actual es otro ejemplo más de cómo la ley siempre va por detrás de la tolerancia social. “Si había una guerra de las autoridades contra el consumo de marihuana está claro que la han perdido hace mucho tiempo. No me extrañaría que en un par de años o tres esto fuese ya totalmente legal como está pasando en muchos sitios de Estados Unidos”, nos dice el presidente de ANCLA.

La experiencia de Mascaraque le hace ser más cauto: “estos gestos pro legalidad que no llevan a soluciones firmes les sirven en muchos casos a los políticos para ganar popularidad y hacerse la foto. Es curioso cómo lo que se debatía a nivel gubernamental ya hace veinte años sigue en el mismo atolladero legal ahora”. Todos están de acuerdo, eso sí, en que los clubs, tanto a nivel legal como de demanda ciudadana, no son la solución a largo plazo.

La riquísima cultura del packaging japonés está destruyendo el medio ambiente

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Un amigo viaja a Japón unas semanas. Se le ha hecho tarde, así que va a comprar de cena algún alimento en una konbini cerca de su hotel. Elige unos chocolates y una manzana. La manzana está perfectamente envuelta en una preciosa bolsa de plástico. Cada onza de chocolate del pack tiene su propio envoltorio, y todas las onzas se ordenan en una bandeja que se recubre por otra bolsita con animales impresos. Un colorido lazo corona la matrioska de embalajes que, me explica, hacen que comer el dulce se convierta no tanto en algo alimenticio como en toda una experiencia.

La cultura japonesa tiene desde tiempos inmemoriales un cuidado exquisito por los rituales, algo que llena el espíritu de sus ciudadanos y les conecta socialmente entre sí y con sus antepasados. Es pura tradición. Esta predisposición al protocolo ha provocado, con las nuevas injerencias de la modernidad, nuevas realidades. El universo del packaging mueve en Japón más de 6 billones de yenes cada año, más del 1% del producto interior bruto del país.

Mientras los británicos (65 millones de población) desperdician cinco millones de toneladas de basura de este tipo, los japoneses (127) rondan los 20.78 millones. Haciendo balance, es bastante más del doble de gasto.

Eso sí, se toman bastante en serio cuidar de los desperdicios, con tasas de reciclaje de los plásticos mayores que otros países occidentales. En concreto, en muchas de estas tiendas aparecen unos contenedores con casi una decena de posibilidades de clasificación sólo para que, antes de salir de la tienda, puedas deshacerte de los envoltorios que consideres innecesarios. Para el cartón, para el aluminio, para el plástico PET, para el plástico como el de las tazas de ramen de usar y tirar.

¿Te imaginas que nuestros contenedores amarillos fuesen de siete tipos distintos? Nosotros decimos “acto de clasificación manual de la basura para su correcto reciclaje”, ellos dicen “bunbetsu”, y lo dicen mucho, hasta tal punto que si haces mal tu bunbetsu las autoridades pondrán una pegatina roja en la basura de la puerta de tu casa, y todos los vecinos te mirarán con reproches y superioridad moral.

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Hay otra particularidad en cuanto al gasto de recursos japonés que contrasta con la policía occidental. Ellos adoran el papel. Son los materiales orgánicos provenientes de los árboles los que protagonizan la mayoría de sus envoltorios, un 60% seguido del plástico, casi un 20%. Esto a priori podría parecer un triunfo, ya que los residuos plásticos producen muchísimos más problemas al planeta y a la salud de los ciudadanos (de hecho, a finales de los 90, los riesgos por exposición a las dioxinas, muy altas en su país, provocaron una ola de pánico en Tokio y Osaka).

Pero el papel tampoco es inocente. La energía necesaria para crear y reciclar el papel es mayor que la necesaria para el plástico, además de que causa (lógicamente) mayores niveles de deforestación de los bosques. Bosques que sirven para paliar los efectos de nuestro dióxido de carbono.

No es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia

Así que, obviamente, esto lleva al planteamiento que esta sociedad debe hacerse. Aunque los niveles de reciclaje de los nipones está entre los más altos del mundo y aún están lejos de dejar una huella ecológica como la que provocan los estadounidenses y su amor por los coches, su apego por la experiencia del packaging sigue siendo mala para el planeta. Una forma de entender el consumo no como trámite para saciar una necesidad, sino como algo que te aporta felicidad a base de un mayor esfuerzo de recursos. Tuyo al desenvolverlo, de los diseñadores del producto que lo han ideado, del recepcionista que te lo ha embalado en tres capas antes de dártelo.

Recycle

Mi amigo también recuerda toparse con uno de estos pequeños sinsentidos cuando compró uno de sus famosos onigiris, las bolas de arroz que se envolvían en la antigüedad en un trozo de alga como instrumento para ayudar a su ingesta y que, en la cultura actual ya tienen tan enraizada la presencia del alga que no puede presentarse de otra forma.

Para los onigiris precocinados, y dado que el arroz ablandaría el alga, el envoltorio tiene una ingeniería muy inteligente mediante un sistema de dos capas: una para el arroz y otra para el alga. Está diseñado para que, al abrirse, la bola de arroz caiga sobre el alga sin deshacerse y uno pueda coger directamente el onigiri por el alga.

Así disfrutas de la auténtica, venerable forma de comer una bola de arroz tal y como lo hacían los antepasados. Aunque para ello tengas que desviarte por completo de la idea inicial que basaba su apariencia: la practicidad y la sencillez.

Y ahora, para mostrar la otra cara de la moneda, he aquí una selección de algunos de los packagings japoneses más a-do-ra-bles que hemos encontrado. Si te pasas por Japón y compras alguno de estos productos podrías resistirte a la tentación o, también, podrían rendirte a este arte del envoltorio no-milenario completamente hermoso y destructivo con el planeta al mismo tiempo.

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El truco del impresionante gif del monte Fuji donde un avión parece detenido en el aire

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Ayer publicamos en nuestras redes un gif que dejó anonadados a muchos de nuestros seguidores. Lo mismo le pasó a los usuarios de Reddit que lo vieron antes. En la imagen, una vista aérea del monte Fuji desde el interior de un avión. Sobre el monte las nubes corrían a velocidad de minutos. Pero algo extraño pasaba con esa imagen: ¿por qué parece que el avión está fijo y no se está moviendo?

Especulaciones de todo tipo, también muy rocambolescas, empezaron a aparecer en los comentarios. Unos creían ver en la imagen la confluencia de la rotación de la tierra y un avión que se movía en sintonía con la misma. Otros, más imaginativos, hablaban de las paradas aéreas que hacen algunos aviones comerciales durante unos minutos mientras los pilotos se toman unos refrescos, tiempo que de seguro habría aprovechado el fotógrafo para captar esa imagen con buen pulso (spoiler: esto es una broma, no intentes nunca parar un avión en el aire).

Giphy

Pero en realidad ese gif nos está engañando. Han empleado un efecto visual que, aunque seguramente hemos visto en gifs anteriores, parece completamente real en el ejemplo presente por lo veraz de la imagen.

Las palabras mágicas: efecto cinemagraph

Cinemagraph Final

Se trata de un cinemagraph o gifs animados y los fotógrafos llevan unos seis años experimentando con esta técnica, aunque las aplicaciones móviles de los últimos tiempos han hecho que mucha más gente pueda crear una versión propia de forma más sencilla y por tanto que proliferen las expresiones de este tipo.

Eso también ha causado que hayan empezado a crecer los instagramers que juegan con fotos de este estilo, y por su potencia visual es posible que su uso se siga extendiendo, tal y como le pasó a las fotos en HDR o el Tilt-Shift antes que este.

@brandonwoelfel 's paradise - @johnsonluii

Una publicación compartida de Jimmy Cheung (@ohjimmyfilms) el

Breathe in, breathe out. // @agirlnamedleney

Una publicación compartida de Meagan Abell (@meaganmakesgifs) el

@_tadlock just reflecting on new mixtapes dropping 🎧• #collectivelycreate

Una publicación compartida de Garrett King (@shortstache) el

Como puedes ver, los cinemagraphs tratan de crear un sutil movimiento cíclico en ciertas partes de la imagen mientras lo demás se queda inmóvil. De esta forma se crea una atmósfera especial en estas imágenes animadas. Lógicamente, las partes móviles suelen ser elementos de alto movimiento en la vida real, desde el agua corriendo, hasta el pasto agitándose y el pelo meciéndose.

A nadie se le escapa en algunos cinemagraphs son una foto trucada a golpe de vista, ya que es imposible que el ambiente esté tan quieto mientras se mueve lo demás. Sin embargo, el gif de Fuji podía pasar como verdadero por lo plausible del movimiento de las nubes y por la naturalidad con la que se presenta la escena. Si aún no te convence que sea un cinemagraph, fíjate en lo quietas que están las nubes que rodean las alas del avión.

Para hacer tus propios cinemagraphs necesitarías un buen trípode y saber usar un par de trucos en photoshop y after effects, pero si no quieres dedicarle tanto tiempo puedes probar con aplicaciones que, aunque no te darán resultados tan espectaculares, sí te ayudarán a ahorrar esfuerzo y tiempo. Por ahí tienes Flixel, Cinemagraph o Fotodanz entre otras.

La historia de la chica del tranvía de Murcia ni es tierna ni es fantástica: es simplemente acoso

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Ha empapelado media ciudad dando datos sobre ti. No sabe tu nombre y te busca porque quiere liarse contigo. Medios locales se han hecho eco y la repercusión será tal que, suponemos, buena parte de Murcia tiene unas ganas tremendas de desvelar tu identidad. Estrella de Levante se ofrece para hacer de alcahueta regalándoos una cena si quedáis bajo el hashtag #Lovewins. Hasta un hospital pide que aparezcas. Y tú, que eres la chica de la historia, sólo quieres huir sin mirar atrás.

La historia es la siguiente: Sergio, de 23 años, cuenta que estuvo vigilando a una chica que se subió al tranvía de Murcia junto a sus amigas en lo que parecía el fin de fiesta. El joven dice que se quedó prendado de ella al instante y que él quería alegrarle la noche que, según su visión de los hechos, había sido un “infierno” para ella. Sergio quiere volver a encontrarse con ese flechazo que tuvo a primera vista y por eso cuelga carteles con su teléfono por todo el barrio.

Una chica sube en Twitter la imagen del cartel diciendo que es algo muy romántico. El hashtag #Lachicadeltranvía se viraliza y todos quieren ponerle un final feliz a la historia. Tanto La Verdad como La Opinión de Murcia, importantes medios locales de la región, le da bombo a esta historia de amor secreto complaciendo el gesto del chico. Las televisiones también difunden este "flechazo" e “historia de amor” y entrevistan al chico. El tío sale por la tele pidiendo contactar contigo.

En su conversación con La Verdad, Sergio reconoce dos cosas: una, que en el tren le hizo señas y ella no le hizo caso. Y dos, que ya ha buscado a más personas "de la nada".

Ciertamente no sabemos si la chica está interesada ahora en Sergio. Igual al ver el gesto que ha tenido con ella siente atracción por alguien que sin duda considera que la joven es alguien especial. Pero sí parece claro que ahora toda la presión recae sobre ella. Hay muchísimas personas interesadas en desenmascararla, y sobre todo, un chico dispuesto a tomarse todas esas molestias por entablar una relación con ella. Está más que claro que él se ha quedado con su cara, así que si vuelven a coincidir en público Sergio hará todo lo posible por relacionarse con ella.

Es comprensible que algo así pueda parecer romántico. La tradición del cortejo ha hecho que los hombres asuman un rol activo y ellas el rol pasivo. También hemos leído bastante literatura sobre cómo un No es sólo el inicio de una lucha hasta conseguir el Sí, de cómo ellas “lo ponen difícil” para hacerse valer antes de llegar a la consumación. Punto extra para Sergio: no se ha conformado con arremeter en el metro, sino que ha pegado montones de carteles como una suerte de Romeo urbano. Todo, por acercarse a ella. Podemos encontrar ejemplos de idealizaciones de un hostigamiento mayor hace no mucho tiempo. Si así "seducían" los famosos del pop, ¿no será que es la forma de actuar deseable?

La parte más inquietante de esta historia es tal vez cuando son los propios medios de comunicación, hospitales o marcas de cerveza las que alientan estos comportamientos que, con un poco de empatía, podrían comprender la difícil posición de esta chica ahora mismo. Ella no ha hecho absolutamente nada, sólo negarle su interés al chico. Pero la pelota está en su tejado y es ella la que le está arruinando la “historia de amor” a los lectores.

Por eso es importante que nos pongamos del lado de la chica. Por muy prendado que haya quedado Sergio de una persona a la que no conoce, si ella no quiso responder a sus gestos ni bajarse con él del vagón es el chico el que tendría que haber aceptado su opinión y dejarla tranquila en vez de perseguirla por toda la ciudad. Este comportamiento ha sido ya tildado por otros internautas de acoso, y su actuación puede verse como un gesto de baja intensidad de las historias de acoso callejero que ya describimos anteriormente aquí.

Sergio todavía puede seguir ligando. Hay formas de interactuar con otras personas de forma saludable, siempre que ambas partes muestren interés en mantener esa relación, donde la conexión sea recíproca. Pero si alguien le ha dicho que no, lo mejor será no insistir, mucho menos realizar toda una campaña de búsqueda.

ACTUALIZACIÓN: un usuario de Facebook que alega ser el auténtico chico del tranvía ha escrito una respuesta a uno de nuestros compañeros periodistas. Javi Sánchez escribió en GQ un artículo donde criticaba el pensamiento subyacente y la prosa del cartel de Sergio, y este ha querido dar un opinión de los medios que están criticando su actitud. Sergio está en contra de la idea de que se haya comportado como un acosador. Aunque no se haya referido a nosotros en su comentario, creemos justo que nuestros lectores puedan leer su visión de los hechos.

Lo que sabemos que es cierto y lo que no del juego adolescente de la Ballena Azul

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Qué: un juego social difundido en redes está incitando a jóvenes de medio mundo a participar en un reto progresivo en 50 pasos que termina con la muerte. La policía de países como Colombia, Rusia, Brazil o Francia ya están advirtiendo a los padres de esta nueva moda y animan a todos por luchar para erradicar el contagio de este macabro juego. Se está investigando que la “Ballena azul” o “Blue Whale” haya desencadenado muertes en algunos de los países citados. Según el medio La Ser, ya hay al menos una chica española ingresada en un hospital por intentar poner fin a su vida.

¿Y debemos alertarnos? Hay motivos para asustarse, pero tal y como ocurre con las supuestas modas entre adolescentes, hay parte de realidad y parte de magnificación por parte de las autoridades y los medios de algo que tampoco tiene tantas repercusiones.

De dónde viene: el medio de investigación de rumores en Internet Snopes explica el caso, al que califica de “no demostrado”. En abril de 2016 un medio nacional alertó de que se había vinculado el suicidio de 130 jóvenes en unos pocos meses con unas comunidades virtuales de chicos con tendencias suicidas. Allí los chicos se iban sumergiendo en una dinámica donde respondían a las órdenes de unos “guardianes”, y estos empezaban pidiendo cosas como visionados de pelis de terror o retos de valor hasta llegar a pedir el suicidio en el último paso.

efwrr Rina Palenkova, mártir de la causa e imagen asociada a comunidades de blue whale de VK.com

Pero el medio ruso no pudo demostrar que esos chicos, que sí se suicidaron y sí participaban en los mismo foros para adolescentes conflictivos donde circulaba el rumor de la “ballena azul”, decidieran quitarse la vida por haber cumplido el juego y no por su situación emocional.

Todos quieren creer en la Ballena Azul, tanto los suicidas como los medios

Los propietarios de los foros rusos, que sí hacen apología del suicidio, alentaron el rumor de esa conexión porque eso les daba visitas y les ayudaba a conseguir más ingresos por publicidad, de ahí que usaran la figura de una supuesta mártir de la Ballena Azul como imagen promocional de su web (y que también vendieran al mejor postor sus conversaciones y fotos). En Rusia se ha llegado a detener a algunos "guardianes" que abrían grupos privados donde promovían en el país la práctica del juego entre jóvenes con tendencias suicidas. En algunos casos, si no participaban en el juego los guardianes amenazaban con hacer daño a los padres de las víctimas.

Aa4e51f7 C718 4073 B605 B9b8194af959 Cx0 Cy6 Cw0 W1023 R1 S En Rusia la sola visión de un dibujo o una foto de una ballena ya se entiende como el código de invitación para participar en estos juegos.

Según informan autoridades locales, el índice de suicidios entre adolescentes en Rusia está en uno de sus momentos más álgidos, cosa que no tiene nada que ver con el juego social sino con la situación económica y política del país.

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Pero que los medios rusos alertaran de estos cientos de suicidios suscitó el interés tanto de otros medios internacionales como de otros grupos de jóvenes ajenos al fenómeno inicialmente. El listado de 50 reglas se empezó a difundir fuera de estos grupos a todas partes del mundo, y chicos de todas partes ya han replicado algunos de estos retos. En Facebook pueden encontrarse testimonios de padres de otros países, como Colombia o Reino Unido, alertando de que le han encontrado a sus hijos conversaciones por chat incitando a probar el juego. El eco cada vez es mayor.

¿Quieren suicidarse por el juego o quieren suicidarse y descubren el juego?

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Y es comprensible que cuantos más jóvenes accedan a esa información más suicidios adolescentes se puedan vincular mediáticamente al juego. Las normas ya están traducidas a varios idiomas, así que un chico podría aplicar el juego sin necesidad de relacionarse con nadie. Además, otra de las condiciones de participación de este juego implica borrar cada mensaje de orden que te manda uno de los guardianes al móvil después de leerlo, de ahí que sea más difícil probar la conexión de un suicidio con el reto.

En varias de las muertes vinculadas al juego, como la de una adolescente en la región brasileña de Mato Grosso o la de tres chicos en Colombia, las autoridades indican que no se ha podido confirmar que el suicidio esté causado por el juego, aunque los chicos frecuentaban comunidades que promocionan el suicidio y en algunos casos sí se sabe que los jóvenes habían oído hablar del juego. La policía considera que es más importante el impacto en los suicidios de la promoción de las autolesiones en las comunidades virtuales que el juego de la ballena en sí.

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En resumidas cuentas, sí se ha podido confirmar que algunas muertes fueron inicialmente provocadas por el juego, como los casos de Yulia Konstantinova y Veronika Volkova en Siberia el pasado febrero que publicaron mensajes inequívocos antes de tirarse al vacío en una cuenta de Instagram; también que hay chicos de otras partes del mundo probando algunos niveles de los retos de la Ballena Azul, aunque sin llegar a la muerte o quedando el asunto en un intento de suicidio.

Pero la alarma social que ha causado este fenómeno no está tan justificado en el recuento de cuerpos oficialmente verificado como en la enorme difusión que han tenido las reglas del juego tanto en redes adolescentes como en medios de comunicación.

He trabajado más de una década en la cocina y la realidad de los stagiers es aún peor de lo que parece

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Pexels

No todos los cocineros tienen la oportunidad de contar algo que no sea la cantidad de servicios que han dado y las materias primas que faltan para el servicio del día siguiente. Las cocinas están más revueltas que nunca. Y no porque haya ratas.

Un reciente artículo ponía sobre la mesa que mantener un restaurante de altos estándares pagando a todos sus becarios sería imposible. Además, "para ellos es un privilegio", defendía Jordi Cruz, manresano con dos estrellas Michelín y juez en Masterchef. Está harto de escuchar burradas de los profanos: a esos chavales se les enseña gratis, con cariño, con paciencia. No se pega a nadie.

Vale, empecemos definiendo qué es un stagier. El stagier es aquel que está "sobre el escenario", alguien que ni se lo piensa cuando recibe el e-mail o telefonazo de la cocina donde quiere entrar: coge el transporte y se marcha volando. ¿Amsterdam? Hecho. ¿Bangkok? Ahora mismo. Hacer un stage es un privilegio que hay que ganarse, y sabes que vas a trabajar sin horarios, que vas a darlo todo y no fallar, no porque estés trabajando con materias de primer nivel, que también, sino porque hay muchos detrás esperando.

Es el mundo laboral susurrándote en la nuca que espabiles, que ya tienes edad.

Si no has sido cocinero, no te molestes en entenderlo. Hay que estar dentro, vivirlo, tragarse los vapores y las tensiones, esos ruiditos de los zuecos como en la cancha de baloncesto, el silencio sepulcral o el griterío de seis tipos cantando a capella, cada uno para una planta del local. Es una liga de formación acelerada. Ya tendrás tiempo de llorar cuando los comensales hayan sido debidamente servidos.

Falsas historias de superación y formación

"Todos los grandes empezaron formándose así", oyes una y otra vez. Y no es mentira: la segunda ola de chefs españoles, empezando por Arzak, se formó a la sombra de Paul Bocuse, padre de la cocina moderna. Ellos entregan a los medios historias de superación demente, durmiendo en altillos entre sacos de lentejas porque, a primera hora, hay que poner a montar un fumet para trescientos turistas.

Dl U322408 005 Jordi Cruz. (Shot for Press)

Pero hay cosas de los stagiers que no se han contado bien. Hace unos años, los stagiers eran como los especialistas en escenas de riesgo. Cuando llegaban a una cocina, los residentes nos preguntábamos qué hacíamos en la cocina, si aquel chaval sabía más que todos nosotros. Un placer compartir conocimientos con tipos así.

"Precios bajos y una calidad excelsa. ¿El precio de todo esto? Secar las energías de los chavales

Hoy día son estudiantes sin práctica, timoratos, precarios con ojeras y con algún vicio de más. Dicho de otro modo: dos manos limpias, dos manos gratis. Pueden afearte que llames, por costumbre, bechamel a una velouté pero no sabrán limpiar el cordón a un solomillo. Y si el plato del día lleva solomillo, tenemos un problema. He visto más puñetazos a la salida de un pase que a la de un instituto. Pero cuidado, que en las cocinas ya no se grita. Y tampoco se pega a las mujeres, no.

Pero bueno, son manos. Y manos es lo que hace falta cuando no hay tiempo material. Queremos dar el mejor servicio de nuestra historia, pero no queremos cobrar más de 56 euros por un menú de degustación simple. Y olvidemos esa vieja idea de dar servicio a 50 personas diarias durante seis meses y cerrar los otros seis para trabajar en el laboratorio.

Master Chef Programas como Master Chef sólo tocan una parte de la cruda realidad de la alta cocina. (RTV)

La alta cocina ahora también es capaz de dar servicio a cientos de comensales de manera simultánea. Es decir: tenemos, por un lado, la agilidad de un McDonalds, precios de derribo pre-2000, y una calidad excelsa, digna de una estrella Michelín. ¿El precio de todo esto? Secar las energías de los chavales. Si sólo pueden pasar 6 meses en prácticas, el restaurante de turno tendrá un magnífico acuerdo con la escuela de hostelería para que roten y eventualmente se solapen para que unos vean el funcionamiento de otros y que la empresa quede lo menos afectada posible.

Ahora traslada esto al mundo laboral real. La hostelería en España siempre pecó de una falta de profesionalidad alimentada con muchas horas extra. Si no llegabas al pase, al día siguiente llegabas una hora antes. Por ti mismo, nadie te lo mandaba. Empiezas en el cuarto frío, o en la pila, fregando cacerolas de 60 litros, y asumes que tu momento ya llegará. Yo ponía de mi parte porque quería ser mejor, hacerlo mejor. Mis días libre eran perfectos para poner conocimientos en práctica. Mi familia también lo agradecía. Elaborar un plato es más que entender qué lo hace especial, es volcar una parte de ti. Y todo eso.

Stagiers: de especialistas a librar carga a los chefs

Y lo logré, por un tiempo. Ascendí lo suficiente como para ver las cosas con perspectiva. Cuando tuve ayudantes a mi cargo entendí parte de esa paciencia y compromiso que se les exige a los que arrastran a sus espaldas la marca y el éxito de un local que factura un par de millones de euros al año. Era el año 2010 y pedí cobrar las vacaciones. Hasta que me cansé de que toda mi vida laboral, social e intelectual, girará en torno a aquellas cuatro paredes, aquellas salamandras, bolsas al vacío, mesas calientes y hornos Rational de dos cuerpos.

"Las cosas habían cambiado: ahora las cocinas estaban llenas de becarios en prácticas"

La cocina es lo más socorrido del mundo. Da igual cuánto desempleo haya en el país, siempre encontrarás algo en temporada alta. Como lo mío eran los hoteles, probé suerte en cocinas de hotel. Mala suerte, las cosas habían cambiado: ahora estaban llenas de becarios en prácticas, pinches haciendo lo que nadie quería (limpiar pescado, echar horas muertas haciendo esferas de Isomalt, rellenos para wanton, troquelando patatas y cosas tan sencillas como cocer verduras o pelar ajos).

Contra esto era imposible competir, pero necesitaba trabajo. Hasta que di con un jefe de partida con el que había trabajado en el pasado. Me explicó la nueva metodología. Aquello fue un triunfo enorme: el trabajo sucio iba para los soldados rasos, impolutos con sus mandiles nuevos. Los jefes de sección, apoltronados, se habían ventilado de un plumazo cualquier tarea que no sea mandar y rematar el pase con la gracilidad de un monitor de aerobic. En vez de andar pagando altas y nóminas, ¡cobras subvenciones por tener a chavales haciendo lo que nadie quiere! Ideal para temporada alta.

David Munoz David Muñoz, chef de DiverXo, uno de los cocineros más reconocidos del país. En sus cocinas, algunos stagiers llegan a hacer turnos de 09:00 a 02:00 por 200 euros al mes, como ha revelado el reportaje de El Confidencial. (World Travel & Tourism Council/Wikipedia)

Antaño te plantaban un pez espada encima de una mesa, con su foso en el centro y dos cuchillos afilados. Uno empezaba por un lado, el jefe por el otro, y aprendías a trabajar la materia desde el comienzo, observando al maestro. Ahora los chavales van rotando que da gusto. Cuando llegan las bodas, hay mano de obra de sobra para arriesgar, para "redescubrir platos regionales". La competencia es dura. Y el mérito, como siempre, para el local y el gran chef... y algunos de esos chavales acaban bastante quemados.

¿Es legítimo cobrar por enseñar? Sin duda. ¿Es legítimo usarlos como mano de obra para mantener empresas insolventes? Permitidme dudarlo.

Jordi, ¿te parece increíble que llamen esclavos a estudiantes deseosos por trabajar en tu cocina? Vale, espera, baja de la nube un segundo: esos chavales están locos por aprender, henchidos de ilusión, una palmadita tuya de "buen trabajo" y se van a la cama de la residencia flotando en una nube. Tardarán en dormirse. Total, tampoco tienen tiempo para pensar en baremos de bien o mal hecho, sólo necesitan el aplauso de su captor (para mí lo que sienten es puro síndrome de Estocolmo). Y en unos meses ya estarán a otra cosa. Si no se rinden antes. O si son lo suficiente voraces para llamar tu atención.

Kitchen 515388 960 720 De especialistas francotiradores a chicos de los recados. (Pexels)

Ya no estamos hablando del saco lleno de ilusiones de un chaval de 19 años. Estamos hablando de las responsabilidades legales y salariales de una empresa que lo crunchea con tal de llegar a fin de mes, de sacar adelante las cartas, cada día más rocambolescas, del jefe de cocina. Ese chaval está en el apogeo de su vida, y aguantará el trote, como lo aguanté yo, pero llegará a los 30 con unas ojeras que se las pisa, tendrá un bebé, querrá leer algo o jugar a la consola, y su trabajo no se lo consentirá. Porque si se cierra una reserva de última hora, da igual el día y medio libre y da igual las horas que lleves sin sentarte: a currar.

Se convierte en obligación. Ya no estás en el campo de tiro, estás en plena guerra. "No haberte metido, ya sabes cómo es esto".


¿Vamos a tener un niño o una niña? El flipante modo estadounidense de anunciar el sexo del bebé

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Gender

Cuando alguien nos dice que en pleno siglo XXI el género de una persona ha dejado de ser un significante importante, sólo nos basta con mirar a un sitio para responderles: los escaparates de las tiendas de ropa para bebés. En ellas encontrarás preciosos trajes de encaje y telas sensacionales hechas para acoger a la nueva criatura que venga a este mundo. Y buena parte de todos esos materiales estarán divididos en dos grandes categorías: azul y rosa. Niño o niña. Es la primera etiqueta que todos hemos recibido.

Pero como ocurre con muchos otros actos de consumo, los norteamericanos son los mejores sublimando este trámite identitario. Desde hace más o menos una década, algunos estadounidenses reúnen a sus familiares y amigos en una jornada en comunión donde se les revelará cuál será el futuro sexo biológico con el que nacerá su bebé.

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Es decir: meses después del inicio del embarazo, los médicos advierten a los progenitores si su futuro niño tendrá vulva o pene. Donde antes había matronas o chamanes adivinando lo que había dentro de la barriga de las mujeres, hoy tenemos a la ciencia obstetricia acertando con un margen de error bastante más escueto, y esto ha causado que personas que hacen de ese detalle todo un circo sobre el que celebrar y empezar a proyectar las ideas de cómo va a ser pequeño. El mínimo común denominador de todas estas fiestas es el mismo: si es niño, se indicará con el color azul, y el color rosado se reserva para ellas.

F37d77e499772b03a24696af54be9bf1 ¿Será arma o será brillantina? ¡Ven a nuestra fiesta este sábado para comprobarlo!

Por supuesto, estos códigos y la perspectiva de hacer una fiesta de ello potencian la creatividad de mucha gente, que al parecer encuentra maneras de lo más ingeniosas para revelarle la sorpresa a sus invitados (y convertirse de paso en los reyes de su Pinterest). Sí, al igual que ha ocurrido con el mundo de los tatuajes o de la repostería casera, el medio es sólo una excusa para el lucimiento personal. Pero estamos de enhorabuena: existe una cuenta de Twitter que desde hace tiempo recopila algunos de los actos de revelación del género del bebé más surrealistas que puedes encontrarte. Y en serio, hay auténticos genios de esto.

Confetis con purpurina de colores o cajas con globos en su interior son las primeras y más comunes fórmulas que puedes encontrarte, el equivalente a la corbata en el día del padre o la corona de flores en Coachella: un básico con el que es casi mejor que no te relacionen. Aquí van un par de ejemplos.

Ahora es cuando la cosa se complica. Hay personas que tiran pelotas de béisbol…

Y madres que se tiñen el pelo del color asociado al género que tendrá el niño.

También grupos de amigas que exponen el género del bebé a modo de hechiceras modernas, echando tang.

O una fiesta hípica con reminiscencias monárquicas donde caballos fastuosamente decorados cabalgan para dar la buena nueva.

Pero eso no es todo: también hay excavadoras espachurrando latas de pintura.

Y por supuesto, en la tierra de la segunda enmienda no podían faltar los padres que revelan el género de su hijo con unos buenos disparos de francotiradores.

Aunque nuestra pieza favorita es este microcorto... tribal.

Y claro, en estos videos también se puede observar en algunos casos la cara perversa de este juego, cuando las expectativas puestas en el género del bebé por sus padres no se cumplen. A veces sí nace un niño con el género que tú querías.

Pero otras veces esto no funciona, y se palpa la desilusión (¿será entonces el niño menos querido?).

Por si fuera poco, estos son algunos de los conceptos contrapuestos que se imprimen en las tarjetas para señalar el género del bebé: Golazo o tutús (Touchdowns or Tutus) Lazos o pajaritas (Hair Bows or Bow Ties), Ruedas o Tacones (Wheels or Heels), Deportes o brillantina (Sports or Sparkle), Bigotes o Pestañas (Staches or Lashes), Botas o ballet (Boots or Ballet), Armas o brillantina (Guns or Glitter) o Rifles o volantes (Rifles or Ruffles).

Nota: todas estas fiestas se hacen con la mejor de las intenciones (no hay más que ver el entusiasmo de los padres y participantes). Sin embargo, estas revelaciones sólo indican el sexo biológico, que no el género, del bebé, tal y como nos han mostrado los casos de transexualidad. Además, los médicos ya se han equivocado alguna vez a la hora de identificar el sexo concreto o han pasado por alto casos de niños intersexuales.

El veto del modelo Netflix en Cannes revela la guerra que le tiene declarada la industria al streaming

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¿Qué es el cine? La pregunta que se hacía Bazin en 1953 vuelve a estar de actualidad, pero no desde un punto de vista metafísico, sino más bien práctico. El último escándalo en el mundo de distribución audiovisual tiene como protagonistas al Festival de Cannes a un lado del ring y a Netflix en el otro lado.

Netflix en el papel de productora había conseguido meter sus dos primeras películas a competición de la próxima edición del certamen francés: Okja, de Bon Joon Ho y The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach, dos directores habituales en ese circuito y de nivel autoral suficiente para estar en el festival más prestigioso del mundo.

Sin embargo, según Hollywood Reporter, el festival recibió una queja por parte de algunos agentes del todopoderoso universo de exhibición francesa diciendo que no se trataba de una presencia grata para la industria: Netflix no pensaba estrenar en salas francesas o de ningún otro país, pondría a disposición de sus clientes Okja y The Meyerowitz Stories directamente en su web después de su estreno en el festival.

Tras esa advertencia, Netflix anunció estar en negociaciones con distintos distribuidores para hacer un estreno tradicional (aunque simbólico) de esos dos títulos, pero el daño estaba hecho. Después de sopesar el nuevo paradigma de las plataformas vod en el universo festivalero, los responsables de Cannes han anunciado que no darán cabida a partir del año que viene en Competición Oficial a agentes que no se comprometan a que sus películas se estrenen comercialmente en los cines de Francia.

Es decir, si eres Netflix, más te vale pasar por los cines u olvídate de que alguna de tus producciones pueda acceder a la repercusión mediática que supone competir en Cannes, mucho menos soñar con rascar alguno de sus premios. Con otro problema añadido: el poder de validación para que entres al festival cannoise lo tienen los exhibidores galos, un grupo de empresas al que ya se ha acusado de trust y que se lo podrían poner muy difícil a Netflix, un rival de todas esas compañías en la práctica, para conseguir su objetivo.

Netflix no se adapta al mundo del pasado (pero sigue necesitándolo)

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Aunque esta es la polémica de hoy, pero Netflix y Amazon ya se había topado con algunas tensiones previas en el universo de la distribución fílmica. Cuando Netflix intentó que Beasts of No Nation pudiera acceder a los Oscar se vio obligada a estrenar en salas estadounidenses, algo en lo que la empresa no se siente nada cómoda.

Esa predisposición reticente al estreno en salas de la que hace gala la plataforma le ha reportado consecuencias negativas: en la edición de 2016 de Sundance, cuando la prensa especializada puso por las nubes The Birth of a Nation, Netflix le puso a su director sobre la mesa 20 millones por los derechos de exhibición; pero Nate Parker decidió irse con Fox, que sólo le ofrecía 17 millones. ¿Por qué optar por una oferta más baja? Fox garantizaba un estreno conservador, y muchas más papeletas para Parker de verse con opciones para conseguir la estatuilla (spoiler: al final no se llevó nada porque la prensa desveló una turbia historia personal del director).

Así que, aunque muchos autores son reacios a amoldarse al sistema de las plataformas de video doméstico, Netflix y Amazon están tirando de chequera por dos motivos. Uno, para llevarse el prestigio; y dos, para aglutinar cada vez más producto propio que atraiga a sus espectadores bajo su catálogo. En el fondo, si una plataforma de streaming estrena en Francia sus películas no será más que una estratagema para conseguir su fin último: que sus películas estén en la web y que tengas ganas de consumir su contenido.

Y Cannes se anquilosa en el viejo mundo mientras el 'cine' evoluciona

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Pero si Netflix tiene sus antecedentes en este debate, también los tiene Cannes. En 2009 el delegado general de Cannes, Thierry Fremaux, intentó introducir en competición la miniserie Carlos, del director Olivier Assayas.

Los exhibidores se quejaron a la organización, ya que la producción que financiaba Canal + había declarado que el estreno de la serie sería en su canal televisivo. La junta directiva del festival, compuesta entre otros por representantes del gremio de exhibidores, logró que Fremaux expulsara a Carlos de la competición oficial. La serie se pudo ver fuera de competición, pero esa fue una decisión que molestó tanto a Assayas como a la cabeza visible del certamen.

En realidad, sobre esta multiplicidad de fórmulas de cine y de consumo por parte del espectador ya han tomado nota bastantes festivales. Venecia y Berlin no han tenido tantos remilgos como Cannes para permitir que las películas de Netflix compitieran en sus secciones (aunque también han recibido quejas por parte de los exhibidores locales). Y desde hace tiempo es habitual que las series tengan su pequeño espacio, normalmente fuera de competición, en los festivales de medio mundo. Este año Iñárritu va a enseñar a la prensa en Cannes un corto de realidad virtual. ¿Qué hubiera pasado si los directores del certamen hubiesen intentado incluir ese corto en la sección oficial?

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Hay quien ha comparado esta situación con la que vivió en sus inicios el cine digital: hace años era habitual oír cómo muchos consideraban que ese formato no era digno de ser considerado cine ya que el celuloide es el único medio en el que puede registrarse el "cinema". A día de hoy la mayoría de los largometrajes se graban y se ven en formato digital y al festival cannoise no le parece mal. Puede que, también, porque la reconversión digital de las salas de cine de esos exhibidores está totalmente implantada.

La realidad es que, más allá de guerras de la industria, la cultura del visionado en salas de cine está decayendo muy lentamente mientras que el consumo audiovisual en Internet se extiende a cada vez más capas de la población. ¿Es eso Cine con mayúsculas? Probablemente en la inmensa mayoría de los casos la respuesta sea no, pero: ¿de verdad quiere la gente seguir viendo cine? ¿Y de ser así, hasta cuando?

26 cosas del ayer que los millennials hemos destruido para siempre (según los medios, claro)

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Millennials Dos

¿Qué tal, millennial? ¿Te sientes a gusto en tu condescendencia generacional y en tus modos de vida centrados en tu egolatría y fútil autorealización? ¿Ya has despedazado uno a uno todos los frutos provistos en el árbol del ayer, aquel tan meticulosamente plantado, regado y cuidado por las generaciones de tus abuelos y de tus padres? ¿Aún no? ¿Todavía no has matado nada?

Porque puede que lo hayas hecho sin darte cuenta. Al menos si debemos hacer caso a todos los titulares alarmistas que explican cómo los millennials no tienen interés por nada. No tienen interés por los diamantes. No tienen interés por tener cosas en propiedad. No tienen interés por casarse. Han matado a la Unión Europea. Han matado a la democracia. Habéis matado a la democracia. Habéis destruido todas las cosas que hacían del mundo del pasado un lugar confortable y estable.

Y dado que en tu eterna autocomplacencia repleta de amigos digitales que contribuyen a rellenar el vacío que el post-capitalismo y la economía precaria colaborativa han dejado en tu interior es probable que no hayas caído en la cuenta de todo lo anterior, aquí va una breve recopilación de todas las cosas del inmaculado ayer que, según los medios, los millennials, todos juntos, hemos destruido.

Hemos roto los puestos laborales durables

Quizá por aquello de los contratos temporales.

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En Semana.

Hemos roto la conducción

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En Xataka.

Hemos roto las ciudades

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En Forbes.

Hemos roto el amor romántico y la monogamia tradicional

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En El Comercio.

Hemos roto las tarjetas de crédito (o no tenemos dinero, una de dos)

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En Economía Digital.

Hemos roto a Dios: in your face, Nietzsche

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En Univisión.

Hemos asesinado a las tiendas, a sangre fría

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En Fortune.

También hemos destruido la industria del PAÑUELO

En su lugar, nos retrotaemos al cazador-recolector que llevamos en nuestro interior y utilizamos pieles de liebres salvajes.

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En Business Insider.

Hemos matado la comida

Comer es de viejos.

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En Fortune.

También hemos derrumbado el matrimonio

Que siempre ha funcionado muy bien.

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En Bloomberg.

Hemos aniquilado a las vacaciones

Algo, que, por otro lado, sueles coger cuando tienes trabajo.

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En Inc.

Hemos arramplado con la industria alimenticia

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En The American Tribune.

Hemos roto el jabón de manos

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En CBS.

También hemos acabado con la moda

Mil3

En View The Vibe.

Hemos roto LA CONCENTRACIÓN

Mil4

En Digiday.

Hemos roto el runnerismo

Algo bueno tendríamos que haber hecho.

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En Sports Chatter.

Hemos destruido el golf

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En Business Insider.

Somos vagos y hemos matado a los cereales

Pese a que decían que nos encantaba.

Mil7

En, obviamente, Fox (nótese el epígrafe "funny" que ellos mismos ponen".

No hemos dudado en aniquilar a la Unión Europea

Que, como todo el mundo sabe, no tenía fallos estructurales desde su diseño.

Mil1

En The National Interest.

Ni tampoco ese inventillo babyboomer llamado democracia

Mil2

En Newsweek.

Hemos roto la madurez

Mil

En Goop.

Hemos roto las mudanzas

Mil2

En NBC.

Hemos destruido el sexo

Mil3

En Toronto Now.

Hemos roto la burbuja inmobiliaria

DE NADA.

Mil4

En The Atlantic.

Hemos roto la comida tradicional vietnamita

Un segundo... ¿qué?

Mil5

En Beyourselfç.

Y por supuesto, hemos acabado con los diamantes. Porque no tenemos corazón ni pensamos tenerlo

Mil3

En The Economist.

#Mexicannes, el encuentro más épico en la historia del cine mexicano fue en Cannes

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Mexicannes

Este año se conmemora el 70 aniversario del Festival de Cannes, celebración ha sido especial por diversos motivos, pero hoy durante la alfombra roja se está hablando de la gran foto familiar que los mexicanos protagonizaron para esta celebración. Una foto que está dando la vuelta al mundo recolectando todo tipo de comentarios, donde México se ha estado abriendo un espacio importante en este sector.

Además de esa foto, que es la que abre este post, la delegación mexicana integrada por los actores Salma Hayek, Diego Luna y Gael García Bernal, los directores Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu, así como el gran director de fotografía Emmanuel "Chivo" Lubezki formaron parte de la foto conmemorativa del festival donde figuraron 115 personalidades del mundo del cine mundial.

'Mexican Dream Team'

Entre los siete mexicanos se suman 38 premios internacionales: 9 Oscar, 4 Globos de Oro, 12 Premios BAFTA, 10 Arieles, 1 Emmy, 1 Premio SXSW y 1 Diosa de plata.

La mayoría fueron invitados como parte de la celebración de los 70 años de Cannes, pero en el caso de González Iñárritu y el 'Chivo', su asistencia fue para presentar un interesante proyecto titulado 'Carne y Arena', que es una instalación de realidad virtual sobre los migrantes de México.

Pero como siempre, las mejores reacciones sucedieron en las redes sociales, donde los mismos asistentes de Cannes subieron fotos y comentarios acerca del histórico encuentro que fue bautizado como #Mexicannes.

"En este festival, el cine mexicano o hecho por mexicanos se ha hecho un hueco y hemos venido todos porque forma parte de nuestras vidas" -- Diego Luna.

Viva #mexico. #cannes2017 #alfonsocwl

Una publicación compartida de Salma Hayek Pinault (@salmahayek) el

El artista que definió a la perfección la complicidad de la vida en pareja y conquistó tu muro de Facebook

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Yehir

Le has visto recorrer tu muro de Facebook, posiblemente sin saberlo. Este artista israelí de la ternura cotidiana ha sabido expresar con unas sencillas hipérboles visuales los pequeños detalles de choque que se viven en el seno de una relación cariñosa.

Y todas esas escenas que han visto millones de personas y con las que se han sentido identificadas están, precisamente protagonizadas por el dibujante y su esposa. Sus aventuras domésticas contienen diversas situaciones que resuenan en nuestras propias experiencias. Cuando tu pareja tiene los pies demasiado fríos, cuando está demasiado ocupada desayunando y te deja a ti la satisfactoria tarea de fregar la pila de platos. Cuando no hay mejor refugio para el descanso que su propio cuerpo.

“El éxito que he tenido lo compartimos, se enorgullece de lo que hemos logrado y me apoya en ello”, nos explica Yehuda Devir desde su hogar en Tel Aviv. Se refiere a su mujer, que de forma imprevista se ha convertido, como el propio Devir, en una estrella de Internet. Como vemos no hay enfados por mostrar la vida privada, sólo alegría.

“Mis ilustraciones intentan demostrar que no podemos dar por sentados los hermosos pequeños momentos en pareja. Estas situaciones crean una fuerte identificación en el espectador, esas mismas situaciones que pueden pasar desapercibidas en la vida de una pareja, pero que en realidad tienen una gran importancia para ellos”.

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Según Devir esta es una buena razón para entender su éxito a la hora de que sus viñetas se compartan en redes. Y estamos de acuerdo, enfrentarnos a esos intercambios que se producen en la intimidad de una forma continuada y directa nos anima a reflexionar sobre esa felicidad garantizada que, en realidad, no todo el mundo comparte con alguien.

Otra de las claves, como se ve en su serie, es lo bien que encajan sus protagonistas. Hombre y mujer parecen tener un repertorio de réplicas mutuas con las que incordiar al otro sin sobrepasarse, entendiendo sus registros a la perfección. “Somos muy amigos, así que nos reímos de todo juntos”, explica el artista, que también cree que esa es una de las reglas básicas de una relación. “La comunicación es la regla número uno en una pareja. Una vez que dos dejan de comunicarse empezarán a hacerlo con otro, y eso puede causar problemas… En mi opinión es importante estar abierto y escuchar al otro”.

Devir nos advierte de que tiene más diseños esperando a ser publicados en breves, así que si a ti también te han conmovido sus piezas, estate atento a sus redes sociales. Aquí tienes su página web, su Facebook y su Instagram. Para lo demás, puedes ver la serie completa de sus viñetas sobre la vida en pareja a continuación:

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Relationship Illustrations Yehuda Devir 9 59269097d4ec4 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 7 5926908ccb067 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 21 592690e6b7662 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 19 592690db5a586 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 29 59269115e5928 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 26 5926910a2dc9f 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 20 592690e06defb 880Relationship Illustrations Yehuda Devir 37

Relationship Illustrations Yehuda Devir 30 5926911920df3 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 12 592690b19998a 880 Relationship Illustrations Yehuda Devir 36

Todas las ilustraciones son, por supuesto, de Yehuda Devir.

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